CRÍTICA: “Los Universos Paralelos”, cuando la realidad supera a la razón.

 

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Una familia está llena de historias, de momentos y sentimientos que compartir. La vida a veces nos pone a prueba, la tristeza de unos padres tras la muerte de su hijo hace vibrar las butacas del Teatro Español desde el pasado 20 de septiembre. Superar la pérdida de un ser querido siempre supone un gran dolor pero si se trata de un hijo, la realidad supera a la razón. La obra “Rabbit Hole” de David Lindsay Abaire ha sido versionada y dirigida por David Serrano con el nombre de “Los Universos Paralelos”.

El hijo de Patricia y Alberto acaba de perder la vida en un accidente, a partir de ese momento la pareja y su familia deberá superar la pérdida, asumiendo que los días pasan y la vida no se detiene. Patricia necesitará borrar la constante presencia del pequeño de la casa que hace insoportable su dolor ya que ésta apenas sale. Sin embargo Alberto no entiende el comportamiento de su esposa, él busca recordar a su hijo cada día al llegar del trabajo. A ellos se unen Lola y Lucía, la madre y la hermana de Patricia, quienes también están asimilando el duro golpe. El tiempo es fundamental y el colofón de la obra viene cuando David, el autor del accidente, tiene una conversación con Patricia.

La generosidad de las actrices y de los actores merece una mención especial porque durante toda la función vamos descubriendo el interior, lleno de recuerdos y de inevitable culpa, de  cada uno de los personajes. La obra muestra a una familia por dentro, un modelo de familia que conecta con todo el público, donde cada miembro tiene una manera diferente de enfrentarse al dolor. Y es que de eso se trata, en Los Universos Paralelos vemos a personas, más allá de los personajes, con las que nos sentimos identificados  y que comparten con el público un trocito de su tristeza para que cada espectador y cada espectadora lo haga suyo propio.  El drama viene acompañado de una comedia que aparece y desaparece naturalmente con Lola y Lucía.

Todo ello ocurre gracias al  trabajo y al proceso emocional que cada uno de los actores y las actrices vive escena a escena poniendo en pie un texto limpio, sin impostaciones. Malena Alterio encarna a una Patricia perdida en el dolor hasta que encuentra algo a lo que agarrarse, su trabajo está lleno de espléndida expresividad. Daniel Grao interpreta a Alberto con definición, necesita aceptar el presente para poder mirar al futuro. La muerte forma parte de la vida y es que Lola, en la piel de Carmen Balagué, es la evidencia de como el tiempo cicatriza las heridas que nunca llegan a cerrarse del todo. Quizá por su espontaneidad y su frescura en escena, Belen Cuesta es idónea para encarnar a Lucía, un personaje que gestiona sus sentimientos hacia dentro, aunque por fuera su energía sea desbordante.  Itzan Escamilla es David, la otra cara de la moneda, inocencia y culpabilidad.

Dicen que la vida te va preparando para las despedidas, pero que perder a un hijo o a una hija es lo peor que les puede pasar a unos padres. Eso no es ley de vida, pero en el escenario de la vida, no hay leyes. Esta obra de David Lindsay Abaire se estrenó en 2006 y fue llevada a los cines en 2010, ahora la versión de David Serrano podrá disfrutarse hasta el 15 de octubre en el Teatro Español, en Madrid, ya que posteriormente iniciará una gira por España.

 

 

 

Datos de interés

  • Lugar: Teatro Español – Sala Principal (Plaza Santa Ana. Calle Príncipe 25)
  • Fecha: Del 20 de septiembre al 15 de octubre de 2017
  • Horario: De martes a sábado 20h. Domingos 19h.
  • Precio: Entradas de 5 a 22€. Espectáculo incluido en abono de temporada
  • Duración: 1 hora 45 minutos (sin intermedio)