TV: ¿Por qué ver ‘Vis a Vis’? ¡Te lo contamos!
El próximo jueves 31 de Marzo, comienza la 2 temporada de la serie ‘Vis a Vis’, y nosotros te damos las claves para que no te la pierdas
por Yasmín Grima
¿Por qué Vis a Vis es, probablemente, la mejor serie del momento?
Hace prácticamente un año saltaron las alarmas. Una nueva serie llegaba a nuestras pantallas. Vis a Vis. Un thriller carcelario; concepto completamente novedoso en nuestro país. No tardaron los típicos comentarios comparando la serie con “Orange Is The New Black” o la menos conocida “Wentworth”. No voy a criticar semejantes opiniones, porque a veces la ignorancia puede jugarnos una mala pasada y hacernos confundir la realidad… la cual, en este caso, no podría encontrarse más lejos del tema que nos atañe. ¿Hay similitudes?. Si tenemos en cuenta el hecho de que todas ellas se desarrollan en una cárcel femenina y que las protagonistas visten la indumentaria reglamentaria… entonces sí. Hay similitudes. Pero hasta donde mi memoria me permite recordar, aseguraría que estas son las dos únicas cosas que tienen en común.
Por lo tanto, me veo en la obligación de lanzar una pregunta al aire… ¿Qué tiene Vis a Vis que ha enganchado, literalmente, a millones de personas en nuestro país?
Los amantes de la cocina sabrán que el secreto de una buena receta es usar la cantidad exacta de cada ingrediente necesario… y, por supuesto, cocinarlo con amor. Así que, siguiendo con los símiles culinarios, permitidme decir que el equipo de Vis a Vis se ha ganado sin duda los cinco tenedores.
Apuestas arriesgadas
Recuerdo aún la pregunta que todo el mundo se hacía cuando Vis a Vis comenzó a anunciarse… “¿Funcionará una serie de estas características en España?”
No miento ni exagero cuando digo que nunca antes se había hecho algo ni remotamente similar. Es un tópico decir que lo diferente vende. Por ello, en un principio, esto era cosa de cara o cruz.
La historia se desarrolla en Cruz del Sur, una cárcel privada. Como todos sabemos, se trata de una figura inexistente en España. Al fin y al cabo, estamos hablando de una serie y, por ende, de ficción… lo cual deja lugar para que se tomen ciertas licencias. Pero lo cierto es que, tal y como mostraban los documentales que emitía Antena 3 tras cada episodio, la serie trata temas muy reales, desgraciadamente. Y cuando tomamos perspectiva, somos verdaderamente conscientes de la crudeza y el desgarrador verismo que se está narrando. Desde asesinatos, hasta tráfico de drogas o incluso de mujeres. Es por este motivo por el cuál, si tuviese que definir Vis a Vis en una sola palabra, sería ‘valentía’. Caminan al borde de un precipicio y han demostrado no tener miedo a resbalarse o incluso caer. Lo que se dice, tener un buen par. Tocar temas delicados, e incluso tomar decisiones peliagudas respecto a tramas que jamás pensarías que una serie fuese capaz de tocar y mucho menos ejecutar (y esto lo escribo con varias muertes en mente). En mi humilde e inexperta opinión, esta sea posiblemente la clave de su éxito. El ir a por todas, a matar (en sentido figurado y a veces literal). Cogiendo el toro por los cuernos. Sin pretender. Sin insinuar. Sin ir a lo fácil ni a lo cómodo. Provocando que el espectador salga de su zona de confort. Haciendo que sintamos nervios, tensión e incluso miedo.
Otro tema muy acertado, es la representación. Tal vez aquí, por el tipo de sociedad que nos rodea, no nos hayamos percatado demasiado de este hecho, pero es algo que me ha llamado la atención cuando gente de fuera de España, sobre todo de Estados Unidos, me ha comentado sus impresiones respecto a Vis a Vis. Y especialmente destacaban lo gratificante que resulta que la serie toque de forma sutil y, al mismo tiempo, respetuosa, diferentes religiones o costumbres. O el hecho de que se mezclen personajes de prácticamente todas las razas y nacionalidades… Ya que desafortunadamente, no somos realmente conscientes de la importancia de ciertos temas, como este, que siguen siendo un tabú o a veces incluso podrían llegar a crear cierto conflicto en otros lugares.
Otro asunto que también da mucho que hablar, por supuesto siempre de forma muy positiva, es la visibilidad. El hecho de que haya un espacio prominente para el LGTB y que no roce fugazmente a personajes secundarios, sino que afecte directamente a la protagonista. Por mucho que el personaje de Macarena ahora mismo se vea envuelto en un triángulo amoroso con un hombre, el otro vértice es una mujer y por mucho que nos cuenten que es circunstancial ya que ella es heterosexual… Pienso que se está desarrollando con mucho tacto y con mucho buen hacer. Y aprovecho para declarar públicamente mi amor por la historia de Rizos y Maca, ya que cuando veo sus escenas, me parecen reales y sinceras… y su historia es bastante atípica, lo cual se agradece mucho ya que la temática del 95% de las series son historias recicladas de chica conoce a chico y se enamoran locamente. En este caso, obviando la existencia de Fabio, el cual es también necesario para crear conflicto y por consiguiente, drama, pues sin drama no habría historia… nos encontramos a una mujer convencional, con una vida aparentemente monótona y lineal, que entra en la cárcel y todo lo que ella conocía hasta ahora cambia por completo. Y empieza a sentir cosas que no había sentido nunca y a experimentar situaciones que nunca antes habría siquiera imaginado que le tocaría vivir. Y, entre esas cosas, está la confusión, las dudas y la lucha interna, el intentar entender qué le está ocurriendo y por qué, dado que la persona tan maravillosa que tiene delante, resulta ser una mujer. Es reconfortante que en medio de tanto caos, haya hueco también para el amor e incluso el humor.
Parte de la magia de Vis a Vis, es la naturalidad con la que se cuenta todo. Las personas son personas, sin más. Con sus conflictos, sus preocupaciones, sus inseguridades, sus alegrías, sus buenos días y sus días malos. Y todo se trata con tan buen gusto, que ni siquiera choca ni resulta forzado ver desnudos, ya que el cuerpo se ve como un cuerpo, sin más. Y todos tenemos uno, más gordo, más flaco, más terso o más arrugado.
La sencillez y simpleza es lo que hace de esta serie una gran serie.
Simpleza dentro de la complejidad
Y el final del anterior apartado me lleva a abordar otro tema. Porque la sensación de sencillez en realidad es producto de un magnífico trabajo, pues esta serie sea probablemente de todo menos sencilla. De hecho, es muy profunda y compleja. Como ya he dicho, se tocan temas muy delicados donde queda comprometida la moral de los personajes y provocan que el espectador se plantee ciertas preguntas que en situación normal no tendría que cuestionarse; llegando a hacer que te replantees la visión que tenías sobre ciertos temas, incluso a nivel personal y/o emocional. No es ni mucho menos una serie plana que sólo sirve de entretenimiento. Te hace de algún modo sumergirte en ella, desarrollar tus sentidos. Te invita a que pienses, que estés alerta. Ojo avizor. Cada detalle está ante tus ojos en todo momento y a veces eres incapaz de verlo. Es una serie muy inteligente, llena de pequeños detalles y cabos sueltos… pero al final todo está tan perfectamente anclado y bien explicado que pasas de ver piezas sueltas a visualizar el puzzle completo. Y a pesar de ser capaz de estremecerte y a veces incluso provocarte taquicardia, sorprendentemente son capaces de equilibrar la balanza. Vis a Vis destaca por ser muy fresca, con secuencias o subtramas que cumplen su papel a la perfección, ya que te permiten coger aire y desconectar un poco de la historia central. Esto en parte es gracias a la gran disparidad de personajes.
Personajes muy potentes y definidos
Soy una persona bastante seriéfila, debo admitirlo. Considero que en una serie, no solo la trama general es importante… casi tanto o más lo son los personajes que desempeñan la labor de desarrollar dichas tramas. Y me la voy a jugar atreviéndome a decir que en muchas series, por mucho potencial que tenga una trama, los personajes son tan pobres que hacen el resto de la historia insustancial. Puedes contar con el mejor actor de la historia, que si la trama no da para más, no habrá demasiado que pueda hacer. Como dice el dicho: “de donde no hay, no se puede sacar”. Lo bueno de Vis a Vis es que cuando exprimen a los personajes, el zumo no deja de salir. Y además, cuenta con la perfecta simbiosis entre actor y personaje.
Es probablemente una de las pocas series, por no decir la única, en la que todos y cada uno de los personajes es relevante y necesario. Todos tienen un propósito y lo sirven con absoluta naturalidad, sin resultar forzados o aburridos.
Es quizás parte de su encanto, el hecho de que sea tan coral y que este concepto funcione completamente.
Cabe destacar su reparto, ya que cuenta con grandes nombres de cine, teatro y televisión nacional, como Carlos Hipólito, Roberto Enríquez o Cristina Plazas. E incluso del panorama musical, como la mítica Najwa Nimri, nominada a varios Premios Goya. El resto del elenco, menos conocido para el espectador e igual de talentoso, nos sorprende, no sólo estando a la altura, sino en ocasiones llevando el peso de la serie o, al menos, de ciertas tramas. Es el caso de Maggie Civantos, Berta Vázquez, Alba Flores, Inma Cuevas, María Isabel Díaz, Marta Aledo, Laura Baena, Ramiro Blas, Alberto Velasco, Daniel Ortiz, Dunia Rodriguez, Harlys Becerra, Adryen Mehdi… que dan vida a personajes llenos de luz y oscuridad. Personajes dinámicos, con múltiples capas. Con profundidad y doble fondo. Personajes que crecen y evolucionan. Personajes que sorprenden y te tocan de una forma u otra. Desde la inocente protagonista, Macarena, que aprende a base de palos (a veces, de forma literal) a Zulema, la antagonista y, aparentemente, la mala de la historia. O Rizos, el alocado y despreocupado soplo de aire fresco. Saray, la “malota” con corazoncito. Sole, la entrañable y divertida veterana del grupo. Tere, la inofensiva yonki que lucha consigo misma por escapar de su lacra personal. Antonia, salvaje como un pura sangre andaluz. Anabel, para mi, el personaje más cruel de Cruz del Sur. Leopoldo, Encarna y Román, que nos enseñan cada día lo importante que es la familia y los límites que estaríamos dispuestos a cruzar por los nuestros… Miranda, de espíritu noble, a cargo de las presas. Palacios, el buenazo de la cárcel. Fabio, el rebelde y testarudo. Valbuena, el chulito y guaperas. O Sandoval, el personaje más retorcido, tenebroso y detestado de prisión.
Lo más interesante es que han encontrado la fórmula secreta para hacer que todos ellos, hasta los más odiosos u odiados, sean queridos de algún modo. Todos forman ya parte de nosotros… y yo, personalmente, no podría prescindir de ninguno de ellos.
Debo decir también que me parece muy bonito que, en los días que corren, donde parece que sólo una cara “de moda” es capaz de dar importancia a un proyecto, hayan dado la oportunidad a actores, no especialmente “nuevos”, pero sí poco populares. En mi opinión, como “fan”, pero sobre todo como amante del arte, siempre se agradece descubrir nuevos talentos y caras diferentes a las que admirar por su trabajo, esfuerzo y dedicación.
Guiones de infarto
Y a colación con el punto anterior, me dispongo a hilar temática, ya que creo firmemente que el motivo por el cuál esos personajes funcionan de maravilla es gracias a la forma en la que están escritos. Por consiguiente, gracias a su guión. Hay algo que me llamó la atención desde el principio. Un sentimiento que se fue magnificando con el paso de los capítulos: La evolución de dichos personajes. En este caso, la palabra para referirse a semejante evolución sería “orgánica”. Una palabra usada normalmente, en ocasiones en exceso… pero no siempre de forma correcta. En este caso, me parece que le estoy dando el uso perfecto. Sin desvelar demasiado, el mejor ejemplo es la protagonista, Macarena. La sutileza que envuelve a su personaje es sobrecogedora. Si viésemos el capítulo 1 y seguidamente el 11, probablemente sentiríamos una sensación de vértigo. Maca es como un bólido, que pasa de 0 a 100 en apenas segundos… Pero lo sorprendente y maravilloso de su personaje, es que te envuelve de tal manera, que su evolución natural es prácticamente imperceptible y al mismo tiempo abismal. Parece que once capítulos no son nada, pero el personaje se enfrenta a un radical cambio. ¿Lo magistral? La naturalidad y la forma tan gradual en la que sucede. Y esto, quizás de forma menos notable, ocurre con todos los personajes. Todos tienen su propia historia y se va descubriendo y explorando en pequeñas dosis. Dicen que lo poco gusta y lo mucho cansa. Vis a Vis ha conseguido encontrar la fórmula. La medida perfecta para que nos quedemos con ganas de más. Para que necesitemos saber qué está pasando y quién es quién. Para que sintamos la necesidad de conocer a los personajes (“personas” en un universo paralelo), que tenemos en pantalla. Qué circunstancias han provocado que sean como son. Cuál es su pasado. Cómo se desarrollará su presente. Qué les deparará el futuro. Porque hasta con los personajes “malos” (quizás las comillas sobren), son capaces de hacernos empatizar de tal forma con ellos, que aún siendo conscientes de lo erróneas que son sus acciones, podamos llegar a ponernos en su pellejo y al menos comprender el porqué de sus motivaciones.
No importa las veces que haya visto y vuelto a ver esta serie… Creedme, no importa, porque el número podría resultar ridículo. Pero si hay una cosa que consigue Vis a Vis, es provocarte la sensación de la primera vez. Es como cuando estás viendo El Sexto Sentido y sabes que viene la escena en la que pasa un fantasma por detrás del niño y aún así pegas un respingo. Pues lo mismo. Sé exactamente lo que va a pasar, cómo se desarrollan las tramas, cómo acaban los capítulos… incluso me sé algunos diálogos literalmente. Pero siempre acabo con el corazón a mil. Aún me sigue sorprendiendo y sobrecogiendo. Los giros argumentales son completamente alucinantes e inesperados y siempre logran dejarte la típica cara de tonto, con los ojos como platos y la mandíbula en el suelo.
Brillante ejecución de las tramas
Cada capítulo es como un micro-universo perteneciente al cosmos global que forma esta serie.
A veces parece magia. Un absoluto placer para la mente y los sentidos. Especialmente el de la vista. La escenografía es exquisita, hasta el punto de no estar seguro a veces de si estás viendo una serie o una película. Destacaría especialmente la estructura las historias y cómo se desarrollan. En mi opinión, los mejores ejemplos los encontramos en los capítulos 1, 2, 5, 7 y 9. Estos cinco, especialmente… porque si me pongo a enumerar, acabo incluyendo los 11 que forman la primera temporada, ya que todos tienen algo especial.
Pero me veo obligada a destacar otra de mis partes favoritas de la serie, que me parece simplemente espectacular y me deja sin palabras. La facultad para dar cierto orden a las escenas y hacerte creer que está pasando algo que en realidad nunca ha pasado ni va a pasar. O hacerte estar seguro de algo y que luego ocurra lo contrario. O la forma de llevar tramas paralelas, hiladas minuciosamente, mediante la mezcla de planos temporales, a través de flashbacks y lo que está ocurriendo en la actualidad. O la forma de, en cierto modo, interactuar con el espectador, haciéndole partícipe de información que los propios personajes desconocen. O, como ya dije antes, descubrir que tuviste todo ante tus ojos desde el primer minuto… y no has sido capaz de verlo hasta el final.
Queda patente el esfuerzo y la pasión que hay en este proyecto, por parte de todo, absolutamente todo el equipo. Porque no podemos olvidarnos de la cantidad de personas que hay detrás de una serie. Desde directores, guionistas, cámaras, los de sonido, atrezzo, peluquería, maquillaje… hasta los de limpieza. Gracias a todos ellos, a las horas y horas que echan sudando la gota gorda, tenemos la suerte de poder sentarnos delante de la tele y disfrutar de una forma más del arte que, en este caso, es mucho.
Por todo esto, si no sois ya adictos a Vis a Vis como lo soy yo (y más de tres millones de personas)… Os recomiendo que le deis una oportunidad. Os garantizo que no os defraudará.
Merece la pena.