CRÍTICA: “La fureur de ce que je pensé”, un homenaje a Nelly Arcan
Marie Bassard ha creado “La fureur de ce que je pensé” (“El furor de mi pensamiento”) sobre la obra de Nelly Arcan, escritora canadiense que alcanzó notoriedad con su primera novela “Puta” y continuó con otras como “Folle” (Loca) o “El niño en el espejo”. Se suicidó en el año 2009, a la edad de 36 años, tras una vida marcada por el sufrimiento. Este espectáculo constituye la expresión abierta del dolor de vivir que habitaba en la obra de la escritora.
Seis actrices y una bailarina protagonizan este homenaje que la directora Marie Bassard ha querido rendir a Nelly Arcan. La oscuridad y el llanto de la puesta en escena reflejan el interior de la autora, aquello que sus textos reflejaban y le reportaron un notable reconocimiento en su breve trayectoria. Sin embargo, no se trata de su biografía, sino de un conjunto de textos bajo su espíritu, siete expresiones que comparten un alma. El contenido invade al público como un terremoto de franqueza, de esos que te hacen salir de una manera diferente a como entraste en el teatro.
Qué significa y qué supone ser mujer son dos cuestiones principales sobre las que se desarrolla “La fureur de ce que je pensé”. Cada perspectiva se asocia a un entorno diferente en cada uno de los espacios. Sobre el escenario, diez cubículos aislados sostienen la propia metáfora del texto: el aislamiento. Cada una de las mujeres reflejan la vida de la autora en reflexiones sobre la belleza, el sexo y, en definitiva, la condición femenina. El reparto está compuesto por Christine Beaulieu, Ève Pressault, Evelyne de la Chenelière, Johanne Haberlin, Julie Le Breton, Anne Thériault, Larissa Corriveau. Son ellas quienes ponen voz y cuerpo a las palabras, dando vida al pensamiento de Nelly Arcan y removiendo, con ello, a cada espectador/a en su butaca.