CRÍTICA: ‘Lo que nos debemos’, una obra sensible, melancólica y esperanzadora que invita al espectador a agarrar el carpe diem
El 44º Festival Internacional de Teatro Contemporáneo de Badajoz abre su programación con el estreno de la obra Lo que nos debemos, una coproducción del Teatro López de Ayala y Cómicos Crónicos (Extremadura).
En ocasiones, cuando sobreviene un acontecimiento inesperado, nos demuestra que la vida tiene su propio camino, y que somos meros pasajeros vulnerables al paso del tiempo. Es cierto que en general todos conocemos este hecho, sin embargo pocos, entre los que me incluyo, somos conscientes de lo cambiante que puede llegar a ser nuestra realidad en un instante.
Son estos momentos reveladores, los que nos enfrentan a la fragilidad del equilibrio que damos por sentado. Es en estos casos cuando soñamos con un ‘Carpe diem’ pasado que no podemos recuperar. Llegado el momento, se cierra una puerta, se va un amigo, una persona, una maestra, un ser querido, y se acaba esa oportunidad que dábamos por sentada. Las palabras que nunca pronunciaste pero que tenías pendiente compartir ya no tienen quien las escuche. Sólo cabe soltarlas al viento y esperar que llegue a esa persona, confiando en un más allá o en otra vida.
La realidad pocas veces nos pone en esta situación, y quizás por eso las olvidamos. Sin embargo, nos aportan una enseñanza indiscutible: Vive el momento. Es por esto, que nos conmovió la propuesta dramática de Juan Vázquez que firma y dirige esta pieza premiada con el accésit en el ‘XVI Premio de textos teatrales Raúl Moreno – FATEX 2019’. En ella, recoge la despedida de cinco adultos y ex alumnos de primaria en el responso de su maestra de escuela. Durante la función ponen en pie algunos momentos que olvidaron y todo lo que aún recuerdan gracias a su difunta maestra. El desarrollo de la obra se presenta sobre un frente iluminado que hace las ocasiones de lápidas de un cementerio, o aula de clase donde conoceremos a cada uno de los alumnos de la ausente protagonista.
Lo que nos debemos es una obra sensible, melancólica y esperanzadora que invita al espectador a agarrar el carpe diem. Impidiendo que la vida se imponga con objetivos a futuro y metas imposibles. Juan Vázquez nos enseña que mirar adelante es un valor, pero mirar al pasado y ver el camino andado hasta hoy, nos facilita un aprendizaje y un orgullo por uno mismo mucho mayor. Esto nos dará las fuerzas para afrontar el momento presente y descubrir que todos somos y hemos sido capaces de cosas increíbles.