CRÍTICA: Señora de Rojo sobre fondo gris, “una mujer que con su sola presencia aligeraba la pesadumbre de vivir”

Por Ana Rodríguez

 

“No ignoro que el recurso de beber para huir es un viejo truco, pero ¿conoces tú uno más eficaz para escapar de ti mismo?” Así comienza en el teatro Bellas Artes de Madrid “Señora de rojo sobre fondo gris”, un monólogo de Miguel Delibes inspirado en la relación con su mujer e interpretado por José Sacristán, donde se nos presenta una historia de amor con un desenlace tan duro como es la muerte de la persona amada. 

 

El vivo retrato de un pintor con el corazón y el lienzo huecos, tratando de llenar el vacío de la musa que perdió. La obra nos cuenta el motivo de su sequía artística, la mayor pérdida de nuestro protagonista Nicolás, su esposa Ana. Una mujer que era el claro sostén de su familia y pareja. 

 

A pesar de ser un texto del calibre de Miguel Delibes, lo más destacable de la obra es sin duda su único actor, Don José Sacristán, un auténtico tesoro para las artes escénicas, que con 85 años sigue devorando el escenario con el reflejo de las tablas de toda una vida como actor. Es realmente increíble ver cómo logra sostener un monólogo dramático, lleno de emoción y sentimiento de la forma que lo hace, cargado de pausas necesarias que aportan carga dramática, palabras teñidas del color de las paredes y la iluminación del escenario, el ritmo perfectamente medido y una dicción y pronunciación digna de aplaudir infinitamente. 

Además, Sacristán muestra sus más sinceros respetos al oficio del actor y al espacio del teatro haciendo pausas o repeticiones cada vez que el público interrumpía un momento dramático con diversos ruidos molestos que podían distraer al resto de espectadores y al propio actor de la obra. 

 

Toda una experiencia, un drama de lo más humano que refleja una tierna y dolorosa historia de amor a través de la vida de un pintor que vive enamorado del recuerdo de la luminosa mujer que ahora no es más que un cuadro sobre un fondo gris.