CRÍTICA: “Dani y Roberta”, una historia compleja sobre el amor y la soledad

Por Raquel Robles

 

 

Dani y Roberta es una historia de amor entre dos personas que no saben amar, pero necesitan desesperadamente ser amados. La historia, escrita por John Patrick Shanley y dirigida por Cristina Rojas, transcurre en Hospitalet de Llobregat, Barcelona.

La obra comienza con una mujer sola en el escenario. La escena representa un bar, ella se encuentra sentada en una silla fumando y bebiendo. Desde el comienzo podemos ver uno de los temas principales que se tratan en esta historia: la soledad. Cada personaje gestiona esta emoción de manera distinta, Roberta busca escapar de la soledad sintiéndose amada, y Dani se aferra a ella evitando relacionarse con otras personas.

El personaje de Dani, interpretado por Juan Dávila, nos muestra a un hombre que reacciona con violencia ante cualquier contacto social, constantemente a la defensiva y con un gran miedo a ser herido. Por otro lado, y como antítesis a Dani, el personaje de Roberta, interpretado por Victoria Camps, persigue el amor y el castigo como redención por los errores del pasado.

Se trata de una apuesta compleja que requiere de un trabajo actoral inmenso, ya que son personajes confundidos que desean el amor tanto como lo rechazan, sin embargo, hay determinados momentos del montaje que me desconcertaron. Por un lado, me costó encajar los cambios en el lenguaje que el personaje de Roberta -representada como una mujer humilde, con un vocabulario comedido- da en algunas escenas, llegando a desarrollar argumentos con un léxico que casi roza la poesía. Estos momentos se mezclaban con la naturalidad del personaje y me despistaban al mismo tiempo que me distanciaban de la historia. 

Así mismo, he de decir que siempre he admirado los cambios de escenario limpios y marcados y, en este caso, el cambio principal que se hace en la obra me pareció bastante caótico y me sacó totalmente de la representación.

Por otro lado, la transición que el personaje de Dani realiza en la obra fue un tanto abrupta, pasando desde la evitación del contacto físico total al amor incondicional, a la pérdida del miedo y el deseo desesperado de estar con una persona. Desde mi punto de vista, faltaron algunos momentos de conexión entre los personajes que pudiesen haber justificado de manera orgánica esta transición.

Por último, y aunque me haya mostrado bastante crítica con la pieza, considero que tanto el trabajo actoral como el de la propia dirección ha debido ser enorme, ya que es complicado lanzar al escenario a dos personas a hablar de sentimientos y hacer que se entiendan sus voces y circunstancias, por lo que alabo el riesgo y la valentía para sumergirse en sitios por donde muchos no querrían pasar.

 

 

 

FICHA ARTÍSTICA:

Dramaturgia: John Patrick Shanley
Traducción: Victoria Camps
Dirección: Cristina Rojas
Reparto: Victoria Camps y Juan Dávila
Diseño de escenografía: Federica Ghio
Diseño de vestuario: Cristina Rojas
Diseño de iluminación: Taxa Guijarro
Fotografías de ensayo: Federica Ghio
Diseño y maquetación: Isa Comín y Judith Santos
Foto cartel: David Sagasta
Producción: Victoria Camps