CINE: ‘Babygirl’ Nicole Kidman y una exploración valiente de poder y deseo

El próximo 17 de enero de 2025, llega a los cines Babygirl, un thriller erótico que promete reinventar el género con una mirada audaz y contemporánea. Con una duración de 1 hora y 54 minutos, la película, dirigida por Halina Reijn, explora las complejidades del poder, el deseo y la libertad sexual, protagonizada por un trío estelar: Nicole Kidman, Harris Dickinson y Antonio Banderas. Babygirl plantea preguntas provocadoras sobre la identidad y los tabúes, consolidándose como una experiencia cinematográfica que no dejará a nadie indiferente.

 

Halina Reijn redefine las reglas del thriller erótico con Babygirl, una película que trasciende los límites de género para ofrecer una exploración audaz y profunda de las dinámicas del deseo, el poder y la identidad femenina. Protagonizada por Nicole Kidman, Harris Dickinson y Antonio Banderas, esta obra no se limita a entretener, sino que confronta al espectador con preguntas incómodas sobre la naturaleza de nuestras relaciones y los roles que asumimos en ellas.

 

Nicole Kidman: La valentía de rendirse al personaje

En el papel de Romy, una CEO neoyorquina atrapada entre el control absoluto de su mundo profesional y el caos emocional de su vida personal, Nicole Kidman ofrece una interpretación que desarma por su honestidad. Romy no es una heroína idealizada; es una mujer compleja que lidia con sus propias contradicciones, y Kidman se sumerge en cada rincón de esa complejidad.

La actriz no solo encarna a una mujer fuerte, sino que se atreve a mostrar su fragilidad y deseo, explorando una faceta de la feminidad pocas veces vista en pantalla. En Babygirl, Kidman entrega una de las actuaciones más valientes de su carrera, abrazando la incomodidad y el riesgo con una sensibilidad que transforma a Romy en un personaje inolvidable.

 

Un erotismo que desafía y conecta

Lejos de limitarse a los tropos del género, Babygirl utiliza el erotismo como un espejo para la introspección. La relación entre Romy y Samuel, su joven becario interpretado con intensidad por Harris Dickinson, se convierte en un campo de batalla emocional donde las dinámicas de poder cambian constantemente.

Lo que hace única a esta película es cómo aborda el deseo desde una perspectiva humana, sin caer en simplificaciones. Más que un relato de transgresión, es una historia de autodescubrimiento y aceptación. Aquí, el erotismo no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para explorar los límites de la identidad y el control.

 

Una riqueza visual y simbólica

Visualmente, Babygirl es cautivadora. La dirección de fotografía de Jasper Wolf convierte cada encuadre en una extensión del estado emocional de Romy. Los espacios cerrados y las luces frías reflejan su vida controlada y rígida, mientras que las escenas más íntimas están llenas de calidez y movimiento, sugiriendo una liberación que Romy solo encuentra al abrazar su deseo.

La música de Cristóbal Tapia de Veer, con sus acordes tensos y pulsantes, añade una capa adicional de profundidad, subrayando los momentos de conflicto y vulnerabilidad. Este trabajo técnico convierte a la película en una experiencia sensorial que atrapa desde el primer momento.

 

Reijn: Una directora que desafía normas

Halina Reijn no se conforma con homenajear el thriller erótico de los años 90; lo reinventa. Películas como Atracción fatal o Instinto básico exploraron dinámicas de deseo y obsesión desde una óptica masculina, pero Babygirl lleva el género a un terreno nuevo, colocando en el centro las emociones y conflictos internos de su protagonista femenina.

Reijn también se aparta de las representaciones idealizadas del poder femenino, mostrando a una mujer que lucha por reconciliar sus roles como líder, esposa y madre con sus propios anhelos. Al hacerlo, convierte la película en una reflexión sobre las expectativas que la sociedad impone a las mujeres y la libertad que se encuentra al desafiarlas.

 

Un elenco que eleva la narrativa

Mientras Kidman se roba la pantalla con su actuación, Harris Dickinson aporta un equilibrio fascinante entre vulnerabilidad y fuerza, convirtiendo a Samuel en un personaje tan complejo como su contraparte. Por otro lado, Antonio Banderas, en el papel del marido de Romy, se aleja de los estereotipos, ofreciendo una interpretación que humaniza y enriquece el triángulo central de la historia.

 

Una obra que provoca y transforma

Babygirl no es solo una película; es una experiencia. Con una narrativa que combina sensualidad, introspección y crítica social, Halina Reijn nos invita a repensar cómo definimos el poder, el deseo y la feminidad en el cine.

En el centro de todo está Nicole Kidman, cuya actuación marca un nuevo hito en su carrera, demostrando que el verdadero coraje en la actuación no está en la perfección, sino en abrazar la vulnerabilidad.

Babygirl es una película que desconcierta, seduce y desafía, dejando una marca duradera en el espectador. Es un recordatorio de que el cine puede ser no solo entretenimiento, sino también una herramienta para explorar las facetas más íntimas y complejas de lo que significa ser humano.

Con actuaciones magistrales, una dirección impecable y una narrativa que desafía las normas, Babygirl no solo honra la tradición del género, sino que lo redefine para una nueva era. En Citeyoco, consideramos que esta obra es imprescindible para quienes buscan un cine que provoque, inspire y deje huella.