NY: «Little Shop of Horrors»: Un Clásico que Brilla en Broadway
En el escenario del Westside Theatre Upstairs, Little Shop of Horrors sigue cautivando al público con su mezcla inigualable de comedia negra, romance y terror. Bajo la dirección de Michael Mayer, esta producción revitaliza el clásico musical con una puesta en escena vibrante, un elenco de primer nivel y una ejecución impecable de la icónica partitura de Alan Menken y Howard Ashman.
La reconocida actriz de Broadway Sherie Rene Scott aporta una interpretación conmovedora a Audrey, logrando un equilibrio perfecto entre su dulzura ingenua y su profundo anhelo de escapar de Skid Row. Su interpretación de «Somewhere That’s Green» es uno de los momentos más emotivos de la noche, transmitiendo con su voz y expresión toda la fragilidad y esperanza del personaje.
Nicholas Christopher encarna a Seymour con una mezcla de timidez y determinación, consiguiendo que su evolución a lo largo de la obra sea natural y convincente. Su química con Scott es palpable, especialmente en «Suddenly, Seymour», donde su voz potente y emotiva resalta el crecimiento del personaje.
James Carpinello deslumbra como el sádico dentista Orin Scrivello, aportando una energía desbordante a cada una de sus escenas. Su número «Dentist!» es una verdadera joya de comedia física y vocal, haciendo que el personaje sea tan hilarante como aterrador.
Reg Rogers interpreta al avaro dueño de la floristería con gran carisma y una comicidad precisa. Su dinámica con Seymour, particularmente en «Mushnik and Son», es divertida y añade una capa de tensión a la historia.
La profunda y poderosa voz de Major Attaway otorga a Audrey II una personalidad dominante y seductora. Su interpretación de «Feed Me (Git It)» es impresionante, con una presencia vocal que llena todo el teatro y refuerza la creciente amenaza de la planta carnívora.
El trío que actúa como narrador en la historia, conformado por Daria Pilar Redus, Tiffany Renee Thompson y Morgan Ashley Bryant, ofrece una sincronización perfecta en sus armonías y coreografías. Sus interacciones llenan el escenario de energía y aportan cohesión a la historia.
La partitura de Little Shop of Horrors sigue siendo tan electrizante como siempre, y bajo la dirección musical de Justin Hornback, cada número brilla con vitalidad. Desde el nostálgico «Skid Row (Downtown)» hasta el épico «Don’t Feed the Plants», la música mantiene al público completamente inmerso en la historia.
El diseño de Julian Crouch transforma el reducido espacio del Westside Theatre en un Skid Row detallado y atmosférico. Audrey II, creada por Nicholas Mahon con base en el diseño original de Martin P. Robinson, es una maravilla técnica que crece de manera impresionante a lo largo del espectáculo.
El vestuario de Tom Broecker captura la esencia de los años 60 con un toque estilizado, desde los estampados llamativos de Audrey hasta el look rockabilly de Orin. La iluminación de Bradley King acentúa los momentos más oscuros y los más cómicos, aportando dinamismo a la producción.
Esta versión de Little Shop of Horrors demuestra por qué sigue siendo un clásico imprescindible del teatro musical. Con un elenco magistral, una dirección precisa y una producción llena de creatividad, el espectáculo es una experiencia que no decepciona. Broadway sigue dando vida a esta obra con una energía contagiosa, asegurando que tanto nuevos espectadores como fanáticos de siempre queden fascinados.