ENTREVISTA: Susana Hornos debuta con ‘Mañana Seremos Otro Día’, una historia de segundas oportunidades
La actriz y dramaturga riojana Susana Hornos da el salto a la narrativa con Mañana seremos otro día, su primera novela, donde construye un relato intenso y profundamente humano que aborda temas como la violencia de género, la homofobia, la amistad y la capacidad de rehacerse tras el trauma.
Tu debut en la novela – Llevas años contando historias en el teatro y el cine, pero ahora das el salto a la narrativa con Mañana seremos otro día. ¿Qué te llevó a escribir esta historia en forma de novela y no como obra de teatro o guion?
En realidad aunque suena a muy dicho, fueron ellos, Carmen y Tomás, los dos protagonistas. Llevaba tiempo explorando sus vidas pero unido a mi trabajo de actriz, siempre ando bocetando o trabajando escenas para hacer con compañeros o pensando en posibles obras de teatro, pero justo un día los imaginé juntos por una escena que vi y tuve claro que no quería encerrarme en espacio y tiempo en qué pensar, quería darle a su historia el ritmo y lugar necesarios; por pura intuición aposté porque la novela era el camino.
Una historia de segundas oportunidades – En el centro de la novela están Carmen y Tomás, dos personajes marcados por su pasado. ¿Qué puedes contarnos sobre ellos y sobre lo que los une?
Su pasado, no deschavo nada porque es al inicio, son dos hechos violentos, una violación por sumisión química (un año atrás) y un padre maltratador por tener un hijo “desviado”. Su unión se produce a través de otra faceta central en sus vidas: son cuidadores de sus progenitores. Ambos ancianos están en la misma residencia y a partir de ahí sus vidas se cruzan.
Temas que incomodan, pero importan – Tu libro aborda temas como la violencia de género y la homofobia. ¿Por qué decidiste hablar de estas realidades? ¿Cómo lograste hacerlo sin caer en el morbo o el sensacionalismo?
No fue una decisión, siempre en el teatro necesité hablar de Memoria, de DDHH, de la violencia contra la mujer, de homofobia…Junto a Zaida Rico en Argentina y un grupo maravilloso de actrices españolas que vivían allí, creamos una trilogía donde todos estos temas marcaron siempre nuestro trabajo. Creo que si no lo hice fue simplemente porque la violencia nunca ha sido lo relevante para mí. Donde más preguntas me hago, donde piso arenas movedizas o donde se me revuelve todo es en lo que viene después, no solo el trauma de las víctimas, en la sociedad, en qué hacemos nosotros, desde el periodismo, desde las instituciones, desde la creación, desde nuestras familias o amigos, ahí no hay morbo, solo responsabilidad.
Entre el drama y el thriller – Has dicho que no pensaste en géneros al escribir, pero la historia tiene elementos de drama social y de thriller rural. ¿Cómo se mezclan estos tonos en la novela?
Lo rural viene por donde transcurre y de donde soy. Aunque he vivido veinte años en una ciudad como Baires y vivo en Madrid, mis orígenes, mi familia y gente querida viven ahí, es lo que conozco más profundamente. El thriller o drama se mezclan a pesar mío, fue la historia la que fue por ahí justo porque no pensé nunca en géneros al escribir.
La amistad como refugio – A veces, las historias de amor ocupan todo el protagonismo, pero aquí parece que la amistad tiene un peso especial. ¿Qué papel juega en la trama y por qué te interesaba explorarla?
Creo que, sin ánimo de meterme en exceso en mi vida personal, lo real es que hace siete años que me elijo sola, disfruto de mi soledad y solo he dejado que en mi vida estén mi familia y mis amigos. Es una elección pero sobre todo ha sido, han sido, mi salvación. Es otro tipo de amor al que quería rendir tributo y homenaje, es una forma de decir gracias pero además me consta que en tiempos de aislamiento e incomunicación, son muchas las personas que piensan como yo. Lo qué quería explorar no es la amistad de años y frases hechas, es el vínculo, el que puede surgir con la persona que menos esperas, incluso en el momento que más la rechazas.
Inspiración y realidad – Aunque es ficción, Mañana seremos otro día parece tener una fuerte conexión con la actualidad. ¿Hubo algún hecho real que te impulsara a escribir esta historia?
Uno en concreto no, pero creo que la manada y lo que ocurrió jurídicamente, en la prensa, en las calles o en las redes, nos marcó a muchas de nosotras, de pronto era como si nos dijeran: “a esto es a lo que vais a tener que ateneros”. Se fue mezclando con muchas noticias que, tristemente, cada vez se escuchan más sobre la sumisión química. No hubo un detonante claro pero con todas esas historias convivía. Meses después de que la novela estuviera ya en La Esfera apareció el estremecedor caso de Giselle Pelicot y no pude evitar recordar un fragmento del libro en el que una adolescente escribe una carta («Quería matarme Lu, pero escuché a la mujer que la violaron entre muchos y era tan fuerte, y dijo en esa entrevista cuando le preguntaron: «ellos son los que deberían sentir vergüenza, no yo”), me produjo escalofríos los paralelismos.
El proceso creativo – ¿Cómo fue la experiencia de escribir tu primera novela? ¿Fue más difícil o más liberador que escribir teatro?
Más tiempo y mayor disciplina, sí. Yo admiro a la gente que continua la escritura de una novela a lo largo de años y unido a otros trabajos. Yo necesité durante meses encerrarme literalmente (feliz). Cuando he escrito teatro, no. Los dos son movilizadores.
El poder de las palabras – Has dicho que la escritura te da más libertad que la actuación. ¿En qué sentido? ¿Cómo crees que esta historia se habría contado si en lugar de escribirla la hubieras interpretado en escena?
En el teatro también he sido muy libre. Cuando con Zaida Rico coescribimos “Granos de uva en el paladar” la historia transcurría desde 1934 hasta la actualidad, teníamos más de veinte personajes y cuatro actrices, no pudimos disfrutar más ese proceso, justo porque no nos pusimos reglas teatrales como objetivo pero es verdad que además la novela me ha permitido ir a sus sueños, a sus recuerdos o pensamientos simplemente dejándome llevar por la historia, el aquí y ahora.
No lo sé en teatro, tampoco sé qué pasa si un día alguien la imagina en cine, me ha pasado con un par de personas que me han contado escenas que les han venido al leerla y la han visualizado película. ¿Quién te dice? ¿Quizás en el escenario la historia no la contarían ellos sino sus padres? ¿Quizás en una película el thriller tendría más presencia? No lo sé.
Un mensaje para el lector – Sin revelar demasiado, ¿qué te gustaría que se llevara alguien que lea Mañana seremos otro día?
A veces tenemos personas muy cercanas que, aunque sentimos que no la están pasando bien, es mejor no meterse. Yo me pregunto si, viendo lo que el vínculo y la mirada ayuda a Carmen y Tomás pueden, ¿quién te dice? preguntar a esa persona si necesita algo o decirle simplemente “Aquí me tienes”.
¿Y después qué? – Ahora que has probado la narrativa, ¿planeas seguir por este camino o volverás a centrarte en la dramaturgia y el cine?
Estoy escribiendo mi segunda novela y sé que necesito dos o tres meses para terminarla aún. Pero tengo dos obras de teatro bocetadas que necesito ponerme a ellas, no creo que tenga capacidad para hacerlo a la vez y esperaré a terminar la novela.
En cine la verdad que estas dos personas me dejaron pensando si la novela podría adaptarse, aunque creo que en ese caso, debería hacerlo alguien que no sea yo. Le daré vueltas.