LIBROS: Redescubriendo el microondas con Tim Anderson
En el vasto universo de la cocina contemporánea, hay electrodomésticos que se han ganado la admiración y otros que han sido relegados a un segundo plano, como asistentes silenciosos de tareas menores. El microondas, durante mucho tiempo, ha habitado esa segunda categoría: útil, sí, pero condenado a una rutina repetitiva de recalentar y descongelar. Y entonces aparece Tim Anderson —chef galardonado, escritor culinario de mirada aguda y narrador incansable— con Cocina con microondas, un libro que no solo trastoca esa percepción, sino que ofrece una suerte de vindicación emocional, cultural y práctica de este pequeño aparato infravalorado.
Lejos de limitarse a un recetario más, Anderson construye una obra que es al mismo tiempo manual, ensayo y manifiesto. Su propuesta es tan pragmática como subversiva: ¿y si cocináramos platos realmente buenos —sabrosos, nutritivos, visualmente atractivos— usando solo el microondas? En tiempos donde todo parece acelerado, donde el tiempo libre es un lujo y la cocina a menudo se convierte en una fuente más de estrés que de placer, esta pregunta no es menor. Es, de hecho, profundamente revolucionaria.
Lo primero que sorprende es el tono. Lejos del dogmatismo que suele impregnar muchos libros de cocina, aquí nos encontramos con un autor cercano, con sentido del humor, pero también profundamente comprometido con el acto de cocinar como una herramienta de bienestar. Anderson no presume, no sermonea: dialoga con el lector. Comparte anécdotas personales, guiños culturales y hasta un viaje de transformación propia que comienza, de forma inesperada, en Japón, donde redescubre la versatilidad del microondas a través de cuentas de cocina nipona en redes sociales.
Ese vínculo con la cultura japonesa —presente en otras de sus obras, como JapanEasy o Tokyo Stories— no es decorativo, sino estructural. En Japón, país de contrastes entre lo ancestral y lo tecnológico, el microondas no es un enemigo del arte culinario, sino un aliado. Allí, lo cotidiano no está reñido con lo exquisito, y esa filosofía impregna cada página del libro. La cocina con microondas deja de ser “la solución del flojo” y se convierte en una disciplina en sí misma, con sus técnicas, trucos y una promesa implícita: recuperar tiempo y energía sin renunciar al placer de comer bien.
Las recetas —60 en total— recorren todo el espectro del día: desde pequeños bocados y guarniciones ingeniosas hasta platos principales completos y postres que sorprenden por su acabado y profundidad de sabor. Hay espacio para clásicos reinventados, como una carbonara hecha con mimo y precisión, y también para creaciones inesperadas como una tarta de galletas pensada para esos momentos de antojo urgente. Cada plato lleva la impronta de Anderson: una mezcla de cariño, audacia y sentido común.
Pero lo más valioso del libro no está solo en lo que propone cocinar, sino en cómo lo propone. Anderson enseña a leer nuestro propio microondas, a entender sus potencias, sus límites, sus particularidades. Nos invita a salir del automatismo y a observar, a oler, a probar. A dejar de tratar al microondas como una caja negra y empezar a habitarlo como un espacio culinario más. En este proceso, recuperamos algo esencial: la capacidad de disfrutar la cocina sin que ello suponga una batalla contra el reloj o un despliegue de recursos agotadores.
A lo largo de sus páginas, hay también un mensaje implícito pero poderoso: cocinar no debe ser un lujo reservado a quienes tienen tiempo o formación. Puede ser una experiencia accesible, divertida, y, sobre todo, humana. Una forma de cuidarnos mientras cuidamos de los demás. Porque detrás de cada receta hay un gesto de empatía: “mira, puedes hacerlo”, parece decirnos Anderson en cada paso. Y tiene razón.
En una época donde el exceso de información nos abruma y donde la cocina se ha estetizado hasta parecer inalcanzable, Cocina con microondas baja el volumen del ruido y propone algo radicalmente sencillo: reconectar con el acto de cocinar desde lo posible. No desde lo idealizado, ni lo perfecto, ni lo instagrameable. Desde lo real.
El libro, además, está bellamente editado por Libros Cúpula, con un formato manejable, diseño limpio y fotografías apetecibles pero honestas, sin artificios innecesarios. Todo está pensado para que sea un libro que se use, que se manche, que viva en la cocina.
Tim Anderson no solo nos enseña a cocinar con microondas. Nos recuerda que la tecnología, cuando se usa con inteligencia y creatividad, no es un enemigo de la tradición culinaria, sino una extensión natural de ella. Y que cada minuto que ganamos en la cocina, si lo usamos para bailar, respirar o simplemente descansar, es un triunfo más allá del plato.
En definitiva, Cocina con microondas es una lectura imprescindible para cualquiera que quiera reconciliarse con la cocina sin renunciar a la vida. Y en estos tiempos que corren, eso es más valioso que nunca.