RESTAURANTE: ‘Aldapeta Gastrobar’, raíces vascas y brasa honesta en el corazón de Donosti
Donosti tiene el alma hecha de mar, monte y buena mesa. Y aunque la ciudad está repleta de lugares con fama bien ganada, hay rincones que todavía sorprenden —incluso a los locales— por su autenticidad, su cuidado y su sabor. Uno de esos lugares es Aldapeta Gastrobar, el restaurante que se encuentra en la planta principal del Hotel Catalonia Donosti, y que, más allá de su localización, se ha consolidado por méritos propios como uno de los espacios gastronómicos más interesantes de la ciudad.
El hotel, situado en lo alto del cerro de San Bartolomé, ofrece una de las panorámicas más bonitas de San Sebastián, pero lo realmente especial sucede unos metros más abajo, en su restaurante. Allí, en un ambiente cálido, moderno y sin artificios, Aldapeta ofrece una cocina vasca con carácter, que respeta el producto y mira a la tradición con ojos nuevos.
Una nueva carta para disfrutar sin complicaciones
A partir del 26 de mayo, el restaurante unificará todas sus cartas en una sola. Una propuesta más ágil y versátil que te permitirá, desde cualquier mesa, pedir lo que realmente te apetezca: algo informal para picar, una comida completa de fin de semana o una cena sin etiquetas. Todo en un mismo espacio, a tu ritmo y con sabor auténtico.
Este enfoque conecta con la filosofía del restaurante: cocina honesta, basada en el producto local, la brasa, y la reinterpretación respetuosa de los sabores de siempre.
Una comida con alma, memoria y mucho sabor
Nuestra visita a Aldapeta comenzó con una bienvenida inesperada: una selección de aceites artesanos para mojar pan y empezar a afinar el paladar. Luego, llegaron los entrantes para compartir, cada uno con personalidad propia.
La Gilda Aldapeta abrió el camino: afinada, potente, equilibrada. El pan soplado con mousse de piparra y anchoa “00” sorprendió por su ligereza y contraste de texturas. El «nigiri» de txuleta ahumada con mayonesa de piquillo fue, sin duda, uno de los platos más aplaudidos: un bocado que cruza tradición y técnica sin perder el alma local.
También disfrutamos de las croquetas caseras, tanto la fluida de jamón ibérico como la de hongos, perfectas en textura y sabor.
Como entrantes más elaborados, brillaron el txangurro a la donostiarra, elaborado con mimo y sabor profundo, y una deliciosa alcachofa navarra a la brasa, que llegó cubierta de quesos y un crujiente de jamón que aportaba textura y un punto salino irresistible.
De los platos principales, elegimos el rape a la brasa con patatas panadera y refrito, una combinación sencilla y efectiva, que respeta el producto y lo acompaña sin enmascararlo.
Y para el final, los postres: una espuma de tiramisú con posos de café y helado de mascarpone, etérea y aromática; y una milhojas de la abuela con crema de turrón y helado de almendra, que combina dulzor, crujiente y nostalgia en un solo plato.
Acompañamos la comida con un elegante recorrido por vinos seleccionados: el Txomin Etxaniz (Hondarribi Zuri), un Godello D.O. Monterrei de Gargalo, y un toque final de pacharán, como mandan los cánones.
El Menú Tradición: lo mejor de la casa en cinco actos
Para quienes prefieran dejarse llevar, el Menú Tradición (65 €) es una apuesta segura:
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Aperitivos: Gilda Aldapeta y croqueta casera de jamón ibérico.
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Entrantes: Alcachofa a la brasa con virutas de ibérico y nube de queso Idiazabal, y una sopa de pescado a la donostiarra.
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Principal: Chuletón de vaca rubia gallega madurado mínimo 45 días.
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Postre: Tarta de queso fluida con jarabe de frutos rojos y helado de chocolate.
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Bodega: agua mineral, sidra natural, txakoli y vino tinto DOCa Rioja.
Una experiencia completa, sabrosa y con todo el sabor de Euskadi en cada plato.
Una dirección que hay que conocer —y repetir
Aldapeta Gastrobar no es solo el restaurante de un hotel, es un restaurante con alma. Un lugar donde el producto se trata con respeto, el servicio es profesional pero cercano, y cada bocado tiene algo que contar.
Si eres de Donosti, y aún no has bajado a conocerlo, estás tardando. Y si vienes de visita, este es uno de esos planes que no suelen aparecer en los folletos turísticos, pero que dejan huella.
Cocina vasca, hecha con cariño, al calor de la brasa. Aldapeta Gastrobar es una de esas joyas discretas que merecen ser compartidas.