LIBROS: ‘Algo más que compañía’, la vida que se sana a cuatro patas


En un tiempo en que la ansiedad corre paralela a la hiperconectividad y el ruido nos roba el espacio para escucharnos, Alba Ciordia alza la voz desde lo más íntimo con un libro que no solo se lee, sino que se siente. Algo más que compañía (Roca Editorial) no es simplemente una autobiografía ni una obra sobre el amor por los animales: es una experiencia visceral, un mapa de heridas transformadas en cicatrices luminosas gracias a una compañera de cuatro patas, Claire.

Desde las primeras líneas, Alba nos invita a acompañarla en un viaje de introspección, duelo, reconstrucción y renacimiento. Su estilo, claro y directo, pero cargado de una sensibilidad poco habitual, convierte cada capítulo en una especie de confesión compartida, donde la autora se desnuda emocionalmente con una honestidad conmovedora. Este no es un relato dulcificado ni complaciente: es una oda a lo real, al dolor como punto de partida para crecer, y al amor incondicional como herramienta sanadora.

La premisa central del libro —que un animal no es solo un compañero, sino un pilar emocional— está lejos de ser una frase decorativa. En la narrativa de Alba, Claire no es solo su perra, es su ancla, su espejo, su catalizador de cambio. A través de momentos de oscuridad profunda, pérdidas familiares y crisis personales, la figura canina emerge como símbolo de una verdad silenciada: los perros no vienen a salvarnos, pero sí nos enseñan a salvarnos a nosotros mismos.

Ciordia no pretende edulcorar la vida, sino mirarla de frente y demostrar que incluso lo más doloroso puede ser atravesado si caminamos acompañados —aunque ese acompañante no hable nuestro idioma. La relación entre Alba y Claire no se cuenta desde la idealización, sino desde la cotidianidad: los silencios compartidos, las rutinas, los aprendizajes mutuos. Hay algo profundamente terapéutico en esa mirada que el lector siente que también le pertenece.

Formada en marketing y coaching, y con una comunidad digital que supera los 900 mil seguidores, Alba no cae en el error del postureo emocional. Su relato huye de lo impostado: es una muestra de vulnerabilidad valiente y profundamente generosa. Y quizás ahí radica uno de los grandes méritos de este libro: no habla desde el púlpito de quien ya ha encontrado todas las respuestas, sino desde la trinchera de quien aún se hace preguntas, pero ya no lo hace sola.

En Algo más que compañía, además, se cuelan reflexiones sobre salud mental, empatía, autocuidado y sostenibilidad emocional. Alba no solo habla de su historia personal, sino que traza conexiones con lo colectivo, con lo que muchas sentimos pero no siempre sabemos nombrar. El amor por los animales se convierte aquí en una forma de amar la vida con más presencia, más escucha y más compasión.

Lo más fascinante de esta obra es que no exige al lector ser amante de los perros para emocionarse con cada página. Hay en ella una humanidad tan auténtica que trasciende las razas y los vínculos. Sin embargo, para quienes sí hemos compartido la vida con un animal, cada palabra de Alba golpea con una fuerza devastadora y luminosa a la vez. Porque entendemos que esos seres —aparentemente sencillos— contienen una sabiduría ancestral que nos recuerda lo esencial: vivir el presente, amar sin condiciones, y estar.

El éxito de la obra, que ya ha alcanzado su segunda edición, no sorprende. En medio de un mundo tan necesitado de referentes honestos, Ciordia emerge como una voz que reconforta, acompaña y, sobre todo, inspira. Fundadora de The Doog Life, la principal marca de productos ecológicos para perros en España, Alba no solo habla de su historia: la transforma en motor de cambio, emprendimiento y conciencia.

Algo más que compañía no es un simple testimonio: es una declaración de principios. Es la prueba de que en los días más oscuros también habita la posibilidad de una luz —y a veces, esa luz viene con patas, cola y ojos que lo entienden todo.

Una lectura profundamente recomendable para quienes buscan no solo consuelo, sino también sentido.
Gracias, Alba, por recordarnos que sanar también es un acto de amor.