RPLAY: ‘Los últimos románticos’ La poesía de lo cotidiano
En tiempos donde el ruido mediático parece sepultar las historias pequeñas, Los últimos románticos emerge como una joya sutil, un susurro cinematográfico que apuesta por la intimidad, el dolor contenido y la dignidad silenciosa de quienes viven a contraluz del gran relato. La nueva película de David Pérez Sañudo, adaptación de la novela homónima de Txani Rodríguez, se adentra con honestidad en los pliegues de la rutina, en la fragilidad de la existencia cotidiana, y en los anhelos de una mujer que, sin quererlo, representa a toda una generación de vidas invisibles.
Una mujer, una fábrica, una grieta
Irune, interpretada con impresionante contención y verdad por Miren Gaztañaga, es una mujer que habita los márgenes: los de la ciudad, los del sistema laboral, los de la afectividad. Trabaja en una fábrica de papel en un pueblo industrial donde los días se suceden con una monotonía que parece calcada. Sus únicos vínculos son funcionales, casi fantasmas: una vecina con quien intercambia palabras como si fueran restos de humanidad y un operador de trenes que nunca llega a ver.
El guion, escrito por Marina Parés y el propio Pérez Sañudo —dúo que ya brilló en Ane, por la que ganaron el Goya—, logra traducir al lenguaje cinematográfico la esencia literaria de la novela de Rodríguez. No se trata de un drama ruidoso ni de una historia de superación al uso, sino de una narración minuciosa sobre cómo la vida puede resquebrajarse por un detalle minúsculo: un bulto en el pecho, una huelga en la fábrica, un cambio en la respiración.
La película articula así una doble crisis —personal y social— que no necesita grandes gestos para conmover profundamente. Aquí lo importante es lo que no se dice, lo que se reprime, lo que se teme, y ese es precisamente el terreno donde Sañudo se mueve con maestría.
Un estilo visual que respira autenticidad
Visualmente, Los últimos románticos apuesta por una sobriedad coherente con su protagonista. La cámara se convierte en una observadora paciente, casi testigo cómplice de las emociones que bullen por dentro. El uso de la luz natural, la puesta en escena austera y el trabajo sonoro milimétrico contribuyen a esa sensación de realismo envolvente, en la línea del mejor cine europeo social pero sin caer en el miserabilismo.
La dirección de actores es otro de sus puntos fuertes. Gaztañaga lleva el peso emocional con una sutileza desgarradora, pero también es destacable el trabajo de Maica Barroso y Erik Probanza, quienes encarnan con sensibilidad y credibilidad a personajes secundarios que completan el mundo cerrado y frágil de Irune.
Una adaptación con voz propia
Adaptar una novela premiada y muy leída como la de Txani Rodríguez no es tarea fácil. Sin embargo, el guion logra algo raro y valioso: ser fiel al espíritu del texto original sin renunciar a su identidad como obra cinematográfica. Hay una fidelidad emocional que no depende tanto de la literalidad como de una comprensión profunda del universo narrativo que se quiere representar.
En manos de Pérez Sañudo y Parés, el drama cotidiano de Irune se convierte en una especie de manifiesto silencioso sobre los cuerpos que enferman, los trabajos que desgastan, las mujeres que aguantan. Y todo ello sin aspavientos ni discursos explícitos, sino con la elegante contundencia del cine que confía en su espectador.
El lanzamiento en DVD de Los últimos románticos por parte de A Contracorriente Films confirma su compromiso con el cine de autor y las obras de sensibilidad social. La edición física se presenta en un digipack sobrio y elegante, coherente con el tono de la película. El diseño de la carátula opta por una imagen central de Irune, que condensa la melancolía y fuerza del film, sin caer en clichés promocionales.
Imagen y sonido
La transferencia digital ofrece una excelente fidelidad visual, respetando la gama cromática terrosa y los matices lumínicos que definen la estética del film. La relación de aspecto original se conserva intacta, y la compresión está cuidada para garantizar una experiencia estable incluso en pantallas de mayor tamaño.
El sonido, disponible en Dolby Digital 5.1, recoge con nitidez tanto los diálogos como la ambiencia fabril y los silencios que estructuran emocionalmente la narración. La opción de subtítulos en castellano, inglés y euskera es un valor añadido que amplía la accesibilidad de la obra.
Contenidos extra
Aunque la edición podría haber incluido más materiales de profundización —como una entrevista con el director o un making of más extenso—, se agradecen los extras disponibles, que incluyen:
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Tráiler oficial
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Galería de imágenes
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Ficha técnica y artística
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Breve entrevista con Miren Gaztañaga (subtitulada)
La selección es funcional pero podría ampliarse en futuras reediciones coleccionistas, especialmente si la película continúa ganando relevancia en festivales internacionales y circuitos de cine social.
Un título esencial para el cine contemporáneo español
Los últimos románticos no es solo una película, sino un gesto ético y estético. Su llegada al mercado en formato físico, gracias a A Contracorriente Films, permite que este tipo de cine tenga la permanencia que merece. En un panorama donde lo efímero predomina, conservar una historia como la de Irune en nuestras estanterías es un acto de resistencia romántica, de esas que aún importan.