RPLAY: Una fábula naturalista que respira verdad

 

Hay adaptaciones que reimaginan y otras que, simplemente, redescubren. Bambi, una vida en el bosque, escrita y dirigida por Michel Fessler, pertenece a esa rara estirpe de películas que no buscan modernizar un clásico, sino restituirle su sentido original. Basada en la novela de Felix Salten publicada en 1923, esta versión en imagen real —la primera en su tipo— nos devuelve a la esencia de una historia muchas veces malinterpretada: la de un cervatillo que debe aprender a vivir, resistir y encontrar su lugar en un mundo donde la belleza de la naturaleza convive con su implacable crueldad.

Desde su primera secuencia, la película se impone como una experiencia contemplativa. Lejos del ritmo vertiginoso del cine infantil contemporáneo, Fessler construye una narración pausada, centrada en el poder visual y sensorial del bosque como espacio simbólico de aprendizaje. La cámara, serena y paciente, sigue a Bambi desde su nacimiento, explorando los primeros encuentros con su madre, los juegos con sus amigos —el cuervo, el conejo, el mapache— y su progresiva confrontación con el peligro y la pérdida. La muerte de la madre, el encuentro con su padre —una figura majestuosa y silenciosa— y el nacimiento del vínculo amoroso con Faline componen un recorrido donde el paso del tiempo se refleja en los cambios de estación y en la madurez emocional del protagonista.

La fotografía de Daniel Meyer captura con una sensibilidad extraordinaria la vibración del bosque, su silencio, su luz, sus misterios. Cada plano está trabajado como una pintura naturalista: el musgo húmedo, las sombras filtradas por las copas de los árboles, el vaho del aliento en invierno, todo está al servicio de una atmósfera sensorial que permite al espectador adentrarse en una historia que se cuenta sin prisas, desde la honestidad del contacto con lo real. La música de Laurent Perez del Mar no acompaña la acción, sino que la envuelve, con una partitura que remite a la idea de lo orgánico, lo esencial, lo cíclico.

El trabajo con los animales reales, todos adiestrados por el equipo de Muriel Bec en el parque de Animal Contact, es uno de los aspectos más impactantes del film. No hay animaciones, no hay efectos digitales. Lo que vemos son criaturas vivas, filmadas con paciencia y respeto, que se mueven, juegan, temen, observan. Fessler y su equipo no humanizan a los animales; no necesitan hacerlo. Basta con observarlos para encontrar, en sus miradas y movimientos, la misma gama emocional que reconocemos en nosotros mismos. Esta fidelidad a lo natural no es solo un gesto estético, sino una decisión ética: devolver a los animales su lugar como sujetos del relato.

Lejos de caer en la trampa del didactismo, Bambi, una vida en el bosque propone una reflexión profunda sobre la relación entre generaciones, la transmisión de saberes, el vínculo con el entorno y la conciencia de la muerte. Es una película sobre crecer, pero también sobre observar, esperar, comprender los ritmos de la vida. En ese sentido, puede pensarse como un relato de iniciación, donde la madurez no se alcanza a través de hazañas, sino de silencios, pérdidas y aprendizajes acumulados.

La edición en Blu-ray que presenta A Contracorriente Films ofrece un complemento técnico y editorial a la altura de la propuesta cinematográfica. El formato respeta el aspecto original de la película, con una transferencia en alta definición que mantiene intacta la riqueza visual del bosque. La imagen conserva su textura natural, sin artificios ni sobreprocesados, permitiendo apreciar cada matiz del entorno. El trabajo de compresión es imperceptible, lo que contribuye a que la experiencia doméstica sea casi tan inmersiva como la de la sala de cine.

En el apartado sonoro, la edición ofrece pistas en francés, castellano y catalán, todas con un tratamiento envolvente que reproduce con fidelidad la atmósfera del bosque. La inclusión de una pista en castellano para invidentes, así como subtítulos para personas sordas, demuestra un compromiso con la accesibilidad que merece destacarse. El contenido adicional, aunque escueto, resulta significativo: un making of de más de media hora que revela el proceso de trabajo con animales y las decisiones creativas del equipo; y piezas promocionales como tráilers y anuncios de televisión que contextualizan el estreno.

Más allá de su valor técnico, esta edición en formato físico constituye también un gesto de resistencia cultural. En un momento en que el cine naturalista parece relegado al ámbito del documental, películas como esta recuerdan que la ficción puede ser también una forma de acercarse a lo real con humildad y admiración. Y que el formato físico sigue siendo el mejor medio para conservar, compartir y volver a visitar obras que merecen ser preservadas.

Bambi, una vida en el bosque no es una propuesta para entretener. Es una invitación a observar. A conectar con lo salvaje desde el asombro, no desde la domesticación. A entender que el cine, cuando se hace con respeto, puede ser también una forma de educación emocional y ecológica. Una película valiente, sensible y necesaria, que encuentra en esta edición Blu-ray de A Contracorriente Films el soporte ideal para llegar a un público que busca algo más que distracción: busca sentido.