RPLAY: ‘Paris, Texas’ El regreso de un clásico inmortal en gloriosa edición 4K
Hay películas que no solo resisten el paso del tiempo, sino que, a través de los años, se enriquecen con él. Paris, Texas, dirigida por Wim Wenders en 1984 y galardonada con la Palma de Oro en Cannes, es una de esas obras que se reencuentra con cada generación con una fuerza renovada. Su reciente edición en 4K con motivo de su 40 aniversario, distribuida por A Contracorriente Films, es una verdadera celebración cinematográfica, tanto para el cinéfilo nostálgico como para el nuevo espectador que aún no ha recorrido el desierto junto a Travis.
Una obra que mira el alma
La historia, escrita a partir de un texto de Sam Shepard, sigue a un hombre errante (Harry Dean Stanton, en el papel de su vida) que aparece vagando por el desierto de Texas, mudo y amnésico. Con la ayuda de su hermano (Dean Stockwell), empieza un proceso de reconexión con un pasado fracturado, una familia perdida y una identidad enterrada. Su reencuentro con Jane (una etérea y desgarradora Nastassja Kinski) en una icónica escena que ocurre a través del cristal de un peep-show, permanece como una de las secuencias más conmovedoras de la historia del cine.
Wenders compone aquí una sinfonía de silencios, carreteras infinitas y emociones contenidas, acompañada por la inolvidable guitarra slide de Ry Cooder. Paris, Texas no es solo un drama intimista; es una meditación sobre la pérdida, la redención y la imposibilidad de volver a ser quienes fuimos. Es cine puro.
Una restauración al servicio del alma del film
Pero esta edición no es solo una reedición más. A Contracorriente Films presenta un trabajo editorial y técnico a la altura de la leyenda. Superada por el tiempo, sí, pero restaurada con amor y fidelidad por el propio Wim Wenders, esta versión en 4K ha sido escaneada y masterizada directamente desde el negativo original en formato 1.66:1, con tratamiento HDR en Dolby Vision y HDR10. El resultado es, sencillamente, deslumbrante.
Cada grano de polvo del desierto, cada matiz de la luz crepuscular, cada mirada perdida en la carretera, se perciben ahora con una profundidad inédita. El trabajo de Robby Müller en la dirección de fotografía —con esos rojos abrasadores, azules nostálgicos y verdes que vibran como un recuerdo— cobra una nueva vida que transforma la experiencia visual.
En el apartado sonoro, la pista en DTS-HD Master Audio 5.1 respeta la espacialidad y la sobriedad de la mezcla original, mientras que las versiones en castellano y catalán se ofrecen en PCM 2.0 mono para los más puristas.
Contenidos extra: una masterclass en formato doméstico
Si el corazón de esta edición es la película, su cerebro está en los más de 120 minutos de contenidos adicionales. La curaduría de material es ejemplar: entrevistas nuevas y de archivo con Wenders, escenas eliminadas comentadas por el propio director, imágenes en Super 8 del rodaje y una joya impagable: la reflexión del cineasta sobre el proceso de restauración. Este meticuloso desglose no solo interesa al espectador cinéfilo, sino que se vuelve material de estudio para quienes nos dedicamos al análisis técnico del formato físico.
Cabe destacar el cuidado puesto en la presentación: un libreto exclusivo de 68 páginas, Paris, Texas. En la carretera: Fotos de rodaje, que incluye imágenes inéditas cedidas por la Fundación Wim Wenders y entrevistas originales de 1984. Este tipo de documentos físicos siguen demostrando el valor único del formato físico frente a la fugacidad del streaming.
Una edición que justifica el formato
En una era donde el consumo digital impera, la edición 40 aniversario de Paris, Texas se alza como una reivindicación clara de por qué el formato doméstico sigue siendo insustituible. No es solo una película; es una experiencia sensorial completa, encapsulada con respeto, técnica y devoción. Esta no es una simple restauración: es una resurrección.
Con un PVP de 34,95 €, esta edición en Ultra HD Blu-ray (que incluye también el disco BD estándar) no solo ofrece calidad, sino valor cultural y emocional. No hay mejor forma de celebrar los 40 años de una obra maestra que así: mirándola con nuevos ojos, en la mejor calidad posible, y recordando que el buen cine no envejece, se transforma.
En definitiva: Paris, Texas no regresa, porque nunca se fue. Solo espera pacientemente a que volvamos a ella, una y otra vez, como Travis buscando algo perdido en el horizonte.