LIBROS: ‘El arte de creer en uno mismo’, la lucidez que nace del límite
En un mundo donde el desarrollo personal se ha convertido en un género editorial por sí solo, El arte de creer en uno mismo llega con una autoridad serena y una voz profundamente honesta. No estamos ante un manual de autoayuda al uso, sino ante una obra que emana autenticidad desde su primera página. Pere Domingo no escribe desde la teoría, sino desde la experiencia: su cuerpo limitado por una enfermedad neurológica, pero su mente expandida hasta alcanzar a miles.
El libro se estructura en cien reflexiones breves, certeras, cada una como un pequeño fogonazo de claridad. Se abordan temas tan amplios como la resiliencia, la productividad, el liderazgo o la solidaridad, pero todos conectados por un hilo invisible: la posibilidad real de reinventarse, incluso en circunstancias adversas.
Domingo no pretende epatar con grandes promesas de transformación exprés. Su tono es cálido, firme, empático, como el de alguien que ha aprendido a ver el fracaso como parte del proceso, y la vulnerabilidad como una forma más de liderazgo. En un contexto en el que el éxito suele medirse en cifras, este libro redefine el concepto: éxito como coherencia, como paz interna, como impacto positivo en los demás.
El prólogo de Jaume Masana, Director de Negocios de CaixaBank, es una invitación clara: “Abrid el libro por una página cualquiera”. Lo dice alguien que recibía cada semana los textos de Domingo y los leía como quien toma un café con un viejo amigo sabio. Y tiene razón: cada fragmento tiene vida propia, funciona como píldora de motivación o reflexión.
El arte de creer en uno mismo es también un acto de generosidad. No se escribe con la intención de convencer, sino de acompañar. Y en ese acompañamiento radica su fuerza transformadora. Al terminarlo, uno no se siente exhortado a cambiar el mundo, sino capacitado para cambiar el propio.
Ideal para: lectores en transición, profesionales en busca de inspiración auténtica, y toda persona que haya sentido que la vida exige pausas… para luego renacer.