LIBROS: Glaciares: testigos silenciosos de un planeta en transformación

Titán de hielo

En Glaciares, la nueva obra fotográfica impulsada por Sebastião Salgado y concebida junto a Lélia Wanick Salgado, se despliega un viaje visual que no solo recorre algunos de los rincones más remotos del planeta, sino que también traza un retrato urgente del estado de la Tierra en pleno siglo XXI. El libro, de cuidada edición y contundente presencia física, ofrece una experiencia estética que funciona a la vez como documento de belleza extrema y como alarma ética.

Salgado, cuya trayectoria ha estado marcada por una mirada humanista que se desplaza entre el dolor social y la magnificencia de la naturaleza, se adentra aquí en ambientes donde el ser humano apenas es una sombra eventual: hielo, roca, viento y silencio. Desde las masas heladas que flotan en el mar de Weddell hasta los gigantes azulados de la Patagonia, pasando por las vastas superficies blancas del Himalaya o las montañas congeladas del noroeste canadiense, el fotógrafo captura la inmovilidad vibrante de un mundo que parece eterno… salvo porque ya no lo es.

El lenguaje del frío

Lo que articula este libro no es únicamente el prodigio técnico —los contrastes, las texturas, la manera en que la luz araña los volúmenes—, sino una sensibilidad que comprende al glaciar como un organismo vivo. Las imágenes respiran, crujen, arrastran consigo una memoria geológica que trasciende la escala humana. El lector tiene la sensación de asomarse a un tiempo anterior al nuestro, casi mítico, aunque la obra se encarga de recordarnos que ese tiempo se está desvaneciendo.

El texto introductorio, que dialoga con la tradición literaria que ha visto en los glaciares criaturas majestuosas y amenazantes, añade una capa de profundidad emocional. Las evocaciones del glaciar como guardián, como coloso inmóvil, son revisadas desde la perspectiva contemporánea: lo que una vez se imaginaba inmutable hoy se deshace con la rapidez de un reloj descompuesto.

Centinelas en retirada

La aportación más significativa del volumen reside en su capacidad para conjugar belleza y desasosiego. Salgado nunca instrumentaliza el paisaje, pero sí lo pone en su contexto: los glaciares son reservorios de agua, espejos térmicos del planeta y sistemas esenciales para la supervivencia de comunidades enteras. Su retroceso acelerado no es un fenómeno lejano, sino una falla que resuena en todo el equilibrio climático.

Cada fotografía funciona, por tanto, como testimonio y advertencia. La monumentalidad de estas masas de hielo no consigue ocultar su fragilidad; al contrario, la subraya. El lector sale con una sensación doble: la de haber contemplado uno de los espectáculos más imponentes del planeta y la de estar asistiendo, quizá, a un capítulo final.

Una edición cuidada que refuerza el impacto

El diseño de Lélia Wanick Salgado —preciso, respetuoso, consciente de la potencia del material— convierte el libro en un objeto artístico. La secuencia visual está pensada como un recorrido que envuelve al lector, sin prisas, dejando que la mirada repose en cada pliegue, cada grieta, cada superficie que vibra entre lo tangible y lo abstracto.

Las páginas finales, dedicadas a los autores, funcionan como una nota biográfica necesaria para situar la obra en el marco de una trayectoria marcada por el compromiso ambiental. La labor conjunta de Salgado y Wanick, también plasmada en iniciativas como el Instituto Terra, reforza el sentido de este proyecto: documentar es, aquí, una forma de actuar.

Conclusión

Glaciares no es únicamente un libro de fotografía; es un manifiesto visual sobre el límite que estamos cruzando. Su fuerza radica en mostrar sin estridencias, en confiar en que la imagen —cuando es honesta, rigurosa y profundamente humana— puede sacudir la conciencia con la misma intensidad que una denuncia explícita.

Para una web cultural como Citeyoco, esta obra representa un hito imprescindible: une arte, ciencia y ética en un volumen que interpela al lector desde la belleza y lo empuja, de forma irrefutable, a reflexionar sobre nuestro papel en la preservación del planeta.