RESEÑA: ‘La curva de la felicidad’, Una comedia bajo las estrellas
El patio del Teatro Quique San Francisco en Madrid se convierte en el escenario perfecto para disfrutar de La curva de la felicidad, una comedia que, bajo la dirección de Josu Ormaetxe y con la colaboración de Eduardo Galán y Pedro Gómez en la dramaturgia, ofrece una mirada fresca y divertida sobre los dilemas emocionales que enfrentan los hombres de 50 años.
Desde el 16 de julio hasta el 8 de septiembre, el público madrileño tiene la oportunidad de deleitarse con esta obra que explora, con humor y perspicacia, la crisis de mediana edad masculina. Gabino Diego, en el papel de Quino, nos regala una interpretación llena de sutilezas y matices que da vida a un personaje atrapado entre la nostalgia de su vida pasada y la incertidumbre de su presente. La habilidad de Diego para captar la vulnerabilidad y la inseguridad del hombre contemporáneo es palpable.
A su lado, un elenco estelar compuesto por Josu Ormaetxe, Antonio Vico y Jesús Cisneros enriquece la obra con actuaciones que son tanto divertidas como conmovedoras. Cada uno de estos actores aporta una energía única al escenario, creando un equilibrio perfecto entre comedia y reflexión. Sus interpretaciones, junto con la dirección aguda de Ormaetxe, garantizan una experiencia teatral que no solo entretiene sino que también invita a la reflexión.
La trama gira en torno a la venta de la casa de Quino, un proceso que simboliza mucho más que una simple transacción inmobiliaria. La pérdida de la vivienda familiar representa para él la ruptura definitiva con su pasado y con su exesposa, Carmen. A través de una serie de enredos y situaciones hilarantes, la obra explora la dificultad de los hombres para enfrentar la soledad y la búsqueda de significado en una etapa de sus vidas marcada por el cambio y la incertidumbre.
La escenografía diseñada por David de Loaysa, la iluminación de Raquel López y el vestuario de Yolanda Arestegui crean un ambiente acogedor y visualmente atractivo que complementa a la perfección la narrativa de la comedia. El diseño de sonido, llevado a cabo por Manuel Llada y Javier Pérez Duque, asegura que cada risa, cada susurro y cada giro dramático resuene con claridad, sumando a la inmersión del espectador en la experiencia teatral.
Con una duración de 100 minutos, La curva de la felicidad se presenta de martes a sábados a las 22:00 horas, y a partir del 27 de agosto también de miércoles a domingos, lo que facilita que el público de todas las edades pueda disfrutar de esta comedia. La prórroga de la temporada hasta el 8 de septiembre es un claro reflejo del éxito de la obra y de la demanda de los espectadores por seguir riendo y reflexionando bajo las estrellas de Madrid.
La curva de la felicidad es una comedia que logra combinar el humor con una profunda reflexión sobre la vida y las relaciones. Es una celebración de la vida, con todas sus complejidades y sorpresas, presentada en un formato que es tan encantador como entretenido.