RESEÑA: ‘Una terapia integral’ Risas y reflexión en el escenario del Teatro Fígaro

 

La comedia teatral Una terapia integral vuelve por tercera temporada al Teatro Fígaro de Madrid, con un elenco renovado encabezado por Antonio Molero, Angy Fernández, Llum Barrera y Raúl Peña. La obra, escrita y dirigida por Cristina Clemente y Marc Angelet, presenta una premisa tan original como divertida: hacer pan como una forma de introspección y autoayuda.

En el centro de la trama se encuentra Toni Roca (Antonio Molero), un peculiar instructor de panadería que, durante más de una década, ha impartido cursos en los que amasar pan es mucho más que un simple proceso culinario. Según Toni, el estado del pan que uno hornea refleja los problemas personales y emocionales que enfrentamos: una corteza dura puede sugerir dificultades laborales, mientras que una miga densa podría ser signo de problemas de pareja.

La obra recibe a tres nuevos alumnos, cada uno con su propio equipaje emocional. A medida que los personajes se sumergen en el mundo del pan, el público se ve arrastrado a una terapia colectiva donde afloran risas, confesiones y momentos de autodescubrimiento. Los personajes, interpretados con maestría por el carismático elenco, navegan entre lo absurdo y lo conmovedor, cuestionando la necesidad humana de aferrarse a cualquier creencia que les aporte consuelo, incluso si es tan inusual como hacer un buen pan.

Las interpretaciones en Una terapia integral brillan con autenticidad y carisma. Antonio Molero domina la escena con su retrato de Toni Roca, aportando una mezcla perfecta de humor y profundidad a un personaje tan excéntrico como entrañable. Angy Fernández deslumbra con su energía fresca y naturalidad, mientras que Llum Barrera aporta su característico ingenio y presencia escénica. Raúl Peña, por su parte, destaca por su versatilidad y timing cómico, enriqueciendo aún más la dinámica del grupo. Juntos logran crear un equilibrio perfecto entre momentos cómicos y emotivos.

La escenografía sencilla y funcional, junto con la acertada iluminación de Sylvia Kuchinow, realza el ambiente intimista de la obra. Una terapia integral es, en definitiva, una reflexión humorística sobre nuestras obsesiones contemporáneas y la eterna búsqueda de sentido en un mundo cada vez más caótico.

No te pierdas la oportunidad de disfrutar de esta obra hilarante y reflexiva en el Teatro Fígaro, donde aprender a hacer pan nunca fue tan terapéutico.