TEATRO: Una auténtica oda al niño interior nos espera en el Teatro Fernán Gómez

 

La sala Jardiel Porcela acoge desde este jueves y hasta el 12 de Enero, la obra Más allá del Principito. Un monólogo capitaneado por Rafa Rojas con un guión de Pilar Ávila basado en la idea original de Yane Bonin y armonizado por el violín de Esther Marco

Muchos guiones teatrales y películas han dedicado sus tramas a explorar ese niño interior que parece dormir dentro de los adultos destacando la necesidad de hacerlos aflorar. Pero sin duda, la historia más icónica al respecto podemos asegurar que se trata de El Principito. Ese niño rubio de roja bufanda, enamorado de una rosa y del cuidado de su planeta, nos conquistó y nos dejó grandes enseñanzas que conviene revisitar. Y a todas luces éste es el propósito de Más allá del Principito.

Un “hombre grande” que ha olvidado cómo es la vida desde los ojos de un niño. Un alma que sueña con seguir siendo ese niño al que los otros hombres grandes acallaron por no entenderle. Un fiel reflejo de lo que, como sociedad, hemos pensado que es crecer. Y un canto de esperanza a buscar esos eventos, esa Estrella o ese niño rubio que nos cuestiona y nos hace recordar.

El trabajo de su intérprete, Rafa Rojas, es absolutamente impecable. Con un inicio marcado por la fragilidad del que no sabe dónde encontrar esa chispa que sabe que le falta, transitando por la frescura y la agilidad del que cree encontrar su propósito en la vida y en la seguridad esperanzada del que por fin lo entiende todo. Su trabajo es titánico, ya que, a efectos interpretativos, se encuentra solo en ese desierto que le cuestiona, pero Rafa lo solventa brillantemente, con una maravillosa e hipnótica presencia escénica que llena el espacio y te deja totalmente enganchado. ¡Nos ha encantado disfrutar de su trabajo!

Y a cargo de la ambientación musical, Esther Marco, quien no solo arranca sonidos a su violín sino que utiliza otros recursos que dotan de vida y de sentido a todo el marco en el que su actor nos hace caminar. Sin duda un trabajo exquisito y talentoso que pone la puntilla a un proyecto cuidado al detalle. ¡Bravo!

Una obra que no deja impasible, que remueve y que deja al espectador preguntándose sobre la vida, los objetivos, el cristal con el que miramos el mundo. Al fin y al cabo, en palabras de ese increíble niño rubio que pareció haber entendido bien de qué trata esto de vivir… “Y tú, ¿qué haces para ser feliz?”