LIBROS: Un manual emocional necesario para crecer acompañado
En un mundo donde la inmediatez y las redes sociales tienden a banalizar los vínculos, el psicólogo Francisco Villar nos regala una obra que es mucho más que un libro: Con buenos amigos siento y pienso mejor es una brújula emocional, escrita con claridad y empatía, pensada para acompañar a adolescentes en uno de los aspectos más complejos y fundamentales de su desarrollo: la amistad.
Lejos de ofrecer respuestas prefabricadas o consejos vacíos, Villar se adentra en el corazón de las preguntas que los jóvenes (y no tan jóvenes) se hacen en silencio: ¿cómo sé si soy un buen amigo?, ¿qué hago cuando me siento solo?, ¿cómo puedo ayudar sin invadir?, ¿es necesario caerle bien a todos? Y, sobre todo, ¿qué significa cuidar de mí mientras cuido de los demás?
Con un lenguaje accesible pero nunca simplista, el autor —conocido por su labor clínica con adolescentes y por su implicación en temas de salud mental juvenil— construye un puente entre el lector y sus emociones. Utiliza ejemplos realistas, escenarios cotidianos y preguntas abiertas que invitan a la reflexión más que a la obediencia. Cada capítulo está impregnado de una sensibilidad genuina, que no juzga, sino que acompaña.
Uno de los mayores logros del libro es su capacidad para desdramatizar situaciones difíciles —como el rechazo, la exclusión o los malentendidos entre amigos— sin restarles importancia. Villar sabe bien que sentirse solo en la adolescencia no es una rareza, sino una experiencia compartida por muchos, y que aprender a poner límites no es egoísmo, sino una forma de cuidado.
En tiempos donde el ruido social a menudo apaga la voz interior, Con buenos amigos siento y pienso mejor nos invita a escuchar(nos). A detenernos. A mirar al otro, pero también a mirarnos, con honestidad y sin culpa. No es solo un libro para adolescentes; es también una lectura obligada para padres, educadores y cualquiera que quiera comprender mejor el tejido delicado que une a las personas cuando crecen.
Una lectura breve en extensión pero profunda en contenido, necesaria en toda biblioteca juvenil. Porque formar amistades sanas no es instintivo: es una habilidad que se cultiva. Y este libro es, sin duda, un excelente punto de partida.