ENTREVISTA: Luis Luque «No concibo el teatro sin poética y sin magia»
Centro Dramático Nacional entrevistó al director Luis Luque, que nos cuenta más detalles sobre la obra ‘Insolación’, que llegará al Teatro María Guerrero de Madrid el próximo 10 de Diciembre
Nació en Madrid en 1973. Es director de escena, actor y profesor de Técnica de interpretación y Técnica de movimiento escénico en diversos centros de Madrid.
Ha sido director de escena de Diario de un loco de Nikolai Gogol (2013), Ahora empiezan las vacaciones (2013) y La escuela de la Desobediencia de Paco Becerra (2011), Ni príncipes ni azules de Rosa Valentina Sáez (2011); Porno casero de Jose Padilla (2009) y No digas que fue un sueño de Constantino Cavafis.
Dirige la creación Brechtnow, poemas y textos de Bertolt Brecht; Fea de José padilla; Teatro Laboratorio Espacio Abierto, proyecto de creación e investigación escénica codirección con Benito Zambrano y Advertencias para barcos pequeños de Tennessee Williams, lectura dramatizada.
Ha sido ayudante de dirección de Miguel Narros en muchas ocasiones, por ejemplo Yerma que pudo verse en el Teatro María Guerrero en 2012. También en el CDN fue ayudante de dirección en Yo, el heredero (2011), Münchausen con la dirección de Salva Bolta (2011), Realidad con la dirección de Natalia Menéndez. También ha sido ayudante de dirección en La dama duende, dir. Miguel Narros; El gran teatro del mundo, dir. Carlos Saura; Versos Bandoleros, dir. Miguel Narros; Días felices, dir. Salva Bolta; Los negros, dir. Miguel Narros; Homero, la Iliada, dir. Andrea D ́ Odorico; Fedra, dir. Miguel Narros; La abeja reina, dir. Miguel Narros; Amortal, dir. Salva Bolta; Tantas Voces, dir. Natalia Menéndez; La cena de los generales, dir. Miguel Narros; Adulterios, dir. Verónica Forqué; Las cuñadas, dir. Natalia Menéndez; La señorita Julia, dir. Miguel Narros; Don Juan Tenorio, dir. Natalia Menéndez; La sospecha, dir. Natalia Menéndez.
Ejerció como ayudante de dirección de las Galas de los Premios Goya en 2004 y 2005.
1. La obra que veremos en el Teatro María Guerrero ya se ha estrenado en otras plazas. ¿Cómo has visto la reacción del público hasta ahora?
Cuando estrenemos en el Teatro María Guerrero ya habremos hecho más de cuarenta representaciones. Empezamos en Carranque (Toledo) y la función se entendió estupendamente. Estábamos inseguros, como siempre que se estrena algo, pero fue un éxito. El público se rio mucho e incluso aplaudieron varios mutis. Creo que se ha comprendido bien en todas partes y que los espectadores lo pasan estupendamente.
2. La obra empieza y acaba con una escena entre la Duquesa y Gabriel Pardo comentando la historia de Francisca de Asís y Pacheco. ¿Cómo has resuelto esto en la escena?
He preparado la primera escena y otras muchas de manera que los actores comparten el escenario. Lo que vemos en la primera escena es un flashback de cómo Asís ha llegado a ese momento. Tal y como yo lo concibo, la Duquesa entra en el sueño de Asís y de alguna manera es también la autora, Emilia Pardo Bazán, la que entra en el sueño y justifica todo lo que pasa.
3. ¿Cómo concibes la obra?
No concibo el teatro sin poética y sin magia y Emilia Pardo Bazán es para mí una mujer mágica; mágica y visionaria por su escritura, por su dignidad, por su moral y por su visión de la mujer y de España.
Insolación tiene un nombre contundente, es la enfermedad del sol y en esta función es la gran metáfora del amor. Diego Pacheco es el sol que se cuela entre las nubes de una mujer gallega. Para mí esa es la magia y la clave de la función. El astro siempre está presente. De hecho en la primera escena se abre el telón y la Duquesa está mirando al sol y le hace responsable de los hechos que vamos a presenciar. La Duquesa mira a Asís y se hace la luz. No es casual. Todo lo que ocurre en el escenario no es que esté pensado, es que está elaborado; elaborado para dar a la función capas invisibles de vida. Es como darle alma a lo inmaterial para que el espectáculo vibre, para que sea gustoso y hermoso. El amor es hermoso y si estamos hablando de amor todo tiene que estar rodeado de un lugar mágico y fértil.
Soy un hombre de sangre andaluza y no entiendo la vida sin el sol; soy completamente emocional y no entiendo la vida sin amor. A mí no me gustan las comedias románticas, pero Insolación es una comedia amorosa, no romántica. Quiero destacar además que es una obra muy divertida. Hay situaciones en el conflicto con Pacheco, por ejemplo, que tienen mucha gracia. Esta es una obra que tiene el sol y la alegría de España y esto me gustaría reflejarlo.
4. ¿Cómo te definirías como director?
Creo ser un director de imágenes. Leo y si la lectura es buena me provoca muchas imágenes. Todo está en el texto, todo. Siempre me voy a plegar ante el texto y defiendo la humildad frente al texto. Hay que pensar que es una obra de arte a la que hay que poner cuerpo y materializar. Siempre digo que el teatro tiene que pasar por mí, hacerlo mío; si no es así puedo montar una obra, puedo tener oficio, pero el público no vibrará, no habrá emoción.
Debo mucho de lo que sé a Miguel Narros. He tenido mucha suerte en esta vida al conocerle a él y a Andrea D ́Odorico. Estoy aquí por ellos y la función está dedicada a los dos. Andrea se fue cuando yo estaba en el ensayo general de la obra. Trabajé con Miguel Narros en trece ayudantías y era impresionante compartir con él los ensayos. Nos conocíamos muy bien y aprendí muchísimo. Ojalá la obra vaya bien, por todos nosotros y por ellos. Para mí es muy emocionante ser el director de la primera obra de la productora Faraute después de la marcha de mis maestros.
5. La función la protagonizan cuatro actores para siete personajes. Háblanos por favor de los personajes de la obra.
-María Adánez encarna el papel de Francisca de Asís Taboada, marquesa viuda de Andrade. Una gallega con residencia en Madrid que ha tenido un marido mucho mayor que ella. La marquesa (a propuesta de Pacheco) se va a la Pradera de San Isidro en un día de mucho sol, y lo que le pasa en esa pradera es que, bebe, baila y, claro, se enamora. Su supuesta insolación es una, resaca del corazón, un enamoramiento. Se deja llevar por la liberación que nos provoca estar en la naturaleza, expuestos al sol y a la luz. Pero su clase social, su educación y las normas establecidas hacen que se resista, que niegue lo que su corazón le demanda. Ahí está el conflicto genuino de la obra.
-Diego Pacheco es un señorito andaluz cuya mala fama le precede. Por eso hay una resistencia por parte de la marquesa. Lo que sucede es que él también se enamora, por eso en la interpretación he procurado evitar que el actor asuma el papel de un donjuán. Esta obra es feminista y no he querido tratar a este personaje como un conquistador profesional. Pacheco representa el juego de colombina y arlequín. Es un ideal amoroso, no romántico. El actor que lo encarna, José Manuel Poga, es un gaditano que por su forma de hablar y su físico encaja perfectamente con el personaje. Tiene además mucho talento y mucho sentido del humor.
-Pepa Rus encarna a la Duquesa, a Ángela y a la Ventera. Son tres tipos de la mujer española de la época: una aristócrata, una criada y una ventera que es una mujer libre, sin ataduras de ningún tipo. Asís, se queda muy prendada del discurso de libertad de la ventera. Los tres personajes representan las mujeres de España y los tres llevarán el mismo abanico y las mismas flores como adorno en la cabeza.
-Gabriel Pardo está interpretado por Chema León. El personaje representa el machismo y la doble moral española. Presume de liberal; en la escena de la tertulia plantea que los españoles somos bastante bárbaros, arremete incluso contra las corridas de toros, pero podremos ver a lo largo de la obra que es todo boquilla y pose.
6. ¿Cómo trabajas con los actores? ¿Cómo son tus ensayos?
Creo que el teatro es experiencia y si no hay experiencia no hay teatro. Se puede aprender observando, pero como se aprende de verdad es haciendo. Me gusta que el actor juegue.
Soy muy meticuloso. Cuando comienzo los ensayos lo primero que planteo es una mesa en la que haya comida y bebida. La comida y la bebida hacen que entremos en algo común y es una costumbre que repito siempre.
Me gusta empezar los ensayos con lo que se llama trabajo de mesa y soy bastante analítico. Después de un primer momento retiro la mesa físicamente y pido a los actores que permanezcan sentados. Empezamos entonces a trabajar con el texto ya casi aprendido. En este proceso solo pueden levantarse y sentarse, no pueden hacer otra cosa. A partir de ahí empiezo a montar las escenas. Dibujo en mi cabeza la escena y la planteo. Nunca me quedo con ese dibujo inicial. El maestro Peter Brook decía: defiende con apasionamiento, abandónalo con ligereza. Yo intento hacer eso mismo. Si un actor o alguien del equipo de creadores proponen algo que es mejor, por supuesto que se acepta y se cambia.
Estudio la acción de cada escena y sobre esa premisa preparo un trabajo basado en la acción que tienen los personajes; acción que no actividad. Estudio la acción interna y a partir de ahí hago un análisis activo.
7. ¿Cómo has resuelto la puesta en escena, en principio con muchos ambientes exteriores e interiores?
Normalmente trabajo con muy pocos elementos en la escena. La escenografía representa una gran pradera y solo unos muebles marcarán los interiores. Tenemos muchas escenas y lo que he hecho es mezclarlas en algunos momentos y que los actores compartan el escenario. He tenido que recurrir a hacer algunos oscuros; en general no me gusta utilizarlos. He procurado desarrollar una secuenciación poética de los cambios de tiempo. Creo que el público es muy inteligente y nos gusta dejar protagonismo a su imaginario.
8.¿Habrá música en la obra? ¿De qué tipo?
Habrá música original, compuesta especialmente para la obra. Esto es algo que aprendí de Narros. Él decía que la música debía ser original para cada obra. Debía estar pensada para ese hecho artístico. De no ser así quizá pueda ir bien, pero no es lo mismo. De manera que en la obra habrá música original. Ha sido compuesta por Luis Miguel Cobo. Él es, aparte de un maestro, una especie de arqueólogo de la música. Ha encontrado hasta gaitas madrileñas. Cuando los protagonistas llegan a la pradera suena una gaita madrileña.