CRÍTICA: ‘Tristana’, un clásico de lo más actual
Reparto: Olivia Molina, María Pujalte, Pere Ponce y Alejandro Arestegui
Autor: Benito Pérez Galdós Adaptador: Eduardo Galán con la colaboración de Sandra García Dirección: Alberto Castrillo-Ferrer Ayudante de dirección: Javier Ortiz Diseño de escenografía: Mónica Boromello Diseño de iluminación: Nicolás Fischtel Diseño de vestuario: Cristina Martínez Vestuario: Sastrería Cornejo Música original y espacio sonoro: Tuti Fernández Coreografía Olivia Molina: Teresa Nieto
Hace 125 años que Benito Pérez Galdós escribió Tristana, una obra donde reivindicaba la poca independencia que la mujer tenía frente al hombre y expresaba con gran acierto las frustraciones de una muchacha con ciertas ideas adelantadas a su época. Hoy, Eduardo Galán ha conseguido traer hasta nuestros tiempos ese mismo debate de una manera magistral. Junto con la dirección de Alberto Castrillo-Ferrer, nos presentan a la misma Tristana, deseosa de convertirse en alguien al margen de un hombre del que dependa, pero al mismo tiempo actual y cercana.
Un montaje cuidado, con una escenografía que permite jugar entre los espacios que genera, un ritmo ascendente que consigue que la trama sea interesante en todo momento y una simbiosis magnífica entre texto, música y baile.
Es imposible hablar de éste montaje sin destacar el maravilloso trabajo de sus intérpretes. Cuatro actores que defienden unos personajes con un gran mundo interior, cada uno de ellos lleno de justificaciones y perfectamente comprensibles:
Olivia Molina es Tristana, una mujer llena optimismo y que está deseosa de ser libre, aunque los avatares de la vida la lleven hasta lo que más detesta, el matrimonio. Con una interpretación llena de fuerza, nos muestra un personaje que rebosa energía y al mismo tiempo demuestra una angustia atroz al comprender y aceptar su realidad.
María Pujalte es Saturna, criada de la casa y mujer con férreas ideas de su época. Adora a Tristana, pero no puede estar de acuerdo con sus ideales porque no ha sido educada así. Un personaje tierno e inflexible a la vez, interpretado de manera maravillosa, que hace que comprendamos sus argumentos a pesar de todo.
Pere Ponce es Don Lope, tutor de Tristana que termina por obsesionarse con el hecho de cuidarla. Es quien ha metido ideas nuevas en la cabeza de la chica, pero en el fondo le da miedo que éstas se la lleven lejos de él. Tenemos que destacar el gran trabajo de Ponce, pasando de un hombre autoritario, borracho e incluso maltratador a un amoroso padre que se cortaría las piernas si con eso salvase la de Tristana.
Y Alejandro Arestegui es Horacio, un joven pintor que se enamora de Tristana, pero no de sus ideas. Quiere casarse y tener hijos y sabe que con ella no podrá. Preciosa la energía que ambos transmiten cuando comparten escena y destacable la dulzura que Arestegui muestra en la piel del joven.
Sin duda un clásico de lo más actual, una joya de la literatura española que nadie puede perderse.
Datos de interés:
- Lugar: Teatro Fernán Gómez (Plaza de Colón, 4, 28001 Madrid)
- Fechas: Del 17 de Enero al 26 de Febrero
- Venta de entradas: Web y taquilla (Plaza de Colón, 4, 28001 Madrid)