CRÍTICA: «Criatura» misteriosa… que vive para morir y crea para permanecer
Creación: Consuelo Trujillo, Andrés Waksman, Borja Maestre. Dirección: Andrés Waksman. Intérpretes: Consuelo Trujillo, Borja Maestre. Ayudante de dirección: Laura Barceló. Colaboración en el trabajo corporal: Víctor Orive. Colaboración en el trabajo vocal: Mónica Dorta. Iluminación: Nacho Gil y Jesús Almendro. Vestuario: Eugenia Gusmerini. Producción: Coro Bonsón. Producción ejecutiva: Roberto Trujillo, Susi Sánchez, Consuelo Trujillo. Producido por CriaturadelArte y ALASArtes en Movimiento.
NAVE 73 (Calle Palos de la Frontera, 5. Madrid). 5, 6 , 12, 13 y 19 de Mayo a las 20:30h
Por Saladina Jota
Al entrar ya está sucediendo. Un hombre y una mujer caminan sin encontrarse, sin mirarse, en un espacio vacío en medio de la nada, del silencio. Y, a partir de ahí, el hombre y la mujer nos saludan, nos dan las gracias y celebran nuestra presencia, que no desea otra cosa que presenciar, que asistir al misterio de la creación. Creación que parte de la nada y que sólo la vivencia y la memoria del expectador consiguirán que exista, que «sea» por un instante, antes de disolvolverse y desaparecer, de nuevo, en la nada.
«CRIATURA» es Danza-Poesía. Es movimiento escrito sobre fondo blanco por cuerpos vestidos de tintas grises. Es sonido de una frialdad cálida y un minimalismo franco, que irrumpe en el silencio para desvanecerse sin remedio. Sonido construído de palabras encarnadas cuyo eco es «ser» creado, engendrado sin tiempo, pero que discurre en el tiempo. Un tiempo circular como un rosario interminable que busca ahondar en lo más profundo del alma y del mistero de «ser». Es embrión que deja ver su ingenuidad porque cree y crea. Es inexperiencia de un ser humano bucenado en eso tan inexplicable que es la vida y la muerte. Es poesía y danza que transmiten soledad, anhelo, intento y necesidad desesperada de comucicación que se torna incomunicación.
«CRIATURA» pone en escena y propone una investigación, un camino que transita entre el orden y el desorden en un espacio vacío. Un camino que es una metáfora de lo infinito y lo incomprensible de lo vivido. Nada más y nada menos. Una empresa que intenta abarcar lo inabarcable y que nace de la necesidad de ser, de permanecer. De creer y crear arrastrados por un impulso tan imparable como humano. Tan enrriquecedor como arriesgado. Tan inseguro como seguro es que la respuesta se esconde en algún lugar del camino.
Y «CRIATURA» es eso, es camino, es investigación, es creación engendrada a partir de una idea de Consuelo Trujillo y puesta en pie por el triunvirato compuesto por la misma Consuelo, Andrés Waskman y Borja Maestre.
Para Andrés Waskman, director y productor de la obra (ALASArtes en movimiento), no es nuevo enfrentarse al reto de unir danza y poesía en un espectáculo de vocación fronteriza. Desde que realizara su primera puesta en escena (Montevideo en 1997) sobre poesías de Fernando Pessoa, no ha cejado en el empeño de dibujar con la palabra y movimiento un recorrido existencial. En el año 2000, este actor bailarín, coreógrafo y director de dilatada trayectoria en diferentes países de Europa y América latina, inicia el proyecto Laboratorio de Solos que ha girado por Francia, Italia, Croacia y EEUU, para fianlizar en Barcelona –Mercat de les Flors, febrero 2008- con «El Perro Alado”, solo creado e interpretado por él mismo. Así cerraba un ciclo y comenzaba uno nuevo en compañía de Consuelo Trujillo (Criatura del Arte), intérprete y productora, junto con Waskman de esta «CRIATURA».
«CRIATURA» que es el resultado de un largo proceso que comenzó allá por el año 2009 y ha hecho camino recalando en lugares tan emblemáticos como el Corral de Comedias de Alcalá de Henares o el Teatro de la Abadía, en Madrid. Después, una vez engendrada, “CRIATURA” se presenta al público, en el Teatro Antic de Barcelona, en mayo de 2015 y ahora llega a Madrid para representarse en NAVE 73.
Cinco únicas funciones para asistir a una puesta, que es apuesta y, por tanto, riesgo. El riesgo de intentar codificar sin códigos la dualidad entre el hombre infinito y el terrenal. Una dualidad interpretada por dos oficiantes entregados y creyentes. Por dos seres que son aire y tierra, que luchan por aprehender la poesía con carne y huesos, como defendía Lorca. Una mujer, que son muchas mujeres o quizás es que todas son la misma, Consuelo Trujillo, que pergreña una «CRIATURA» enigmática, inasible, que camina sobre el tapiz sin apenas rozarlo, como quien camina sobre las aguas, que está presente mientras se ausenta en un lugar misterioso y profundo que denuncia lo inasible y fútil del ser. Y un hombre, Borja Maestre, que esconde sonidos negros en un alma que no puede impedir su desnudez. Una desnudez sencilla, sensual y doliente, que se contiene con el decoro que una concepción personal de lo poético le exige.
Mi respeto a todo el equipo de «CRIATURA» por el riesgo asumido. Por exponerse al público y a la taquilla. Mi cariño por la persistencia en la locura que es este camino, donde lo rentable no está siempre donde debiera o está donde debe. Y mis mejores deseos a esta «CRIATURA» que, echando mano de otras «criaturas» ajenas, trabaja con la belleza hecha palabra por poetas como Pedro Salinas, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Pablo Neruda, Gioconda Belli, Juan Luis Panero, Yalal Ad-Dim Rumi y Federico García Lorca.
Un Federico García Lorca que amaba celebrar y que, a buen seguro, estaría de acuerdo con Don Manuel Machado cuando, en su poema «la copla»:, lanzaba al aire una recomendación y un deseo: «Procura tú que tus coplas / vayan al pueblo a parar, / aunque dejen de ser tuyas / para ser de los demás. / Que, al fundir el corazón / en el alma popular, / lo que se pierde de nombre / se gana de eternidad» . Y es un deseo compartido. Un deseo de comunicación, de armonia, de amor. Algo que, quizás, sea lo único que asegurae la existencia por un instante, ese instante en el que la comunicación sucede y en el aire huele a comunión, la carne sabe a emoción y la belleza reina bajo la luz.